NEBLINAS

Gerardo Barbera

1

Tus ojos aterrados en el retrovisor,

una jeringa ensangrentada en la papelera,

digo la verdad, nunca imaginé mi destino,

arrojado en esta cama, entre el limbo y el infierno,

vendrás a mí y las aves se comerán tu carne.

2

La tormenta, cristales rotos sobre mi cuerpo,

naufragio de gritos solitarios que no existen,

burbujas sin nombres que  navegan en las nubes,

se apagan las flores en el temblor de la noche,

se abren las cavernas profundas del inconsciente,

las moscas verdes entran y salen de mis labios,

dedos extendidos que se niegan a morir,

me arrastran al abismo, me hundo, por Dios, auxilio.

3

Insectos que se aferran a la piel de mis manos,

la tierra seca, estas hormigas en mi garganta,

vagas figuras  se desvanecen a lo lejos,

llega este silencio cruel, no puedo respirar,

sujetan mis manos, me atrapan, comen las aves,

desgarran la sangre de mis venas, mis rodillas,

necesito ayuda, las bestias muerden mi cuerpo,

nadie me escucha, ya no puedo moverme, ayúdenme.

4

Esta neblina sin flores, tan calmada, fría,

aquel volante de los dioses, el ruido seco,

silencio cómplice de los árboles nocturnos,

las voces errantes se burlan de mi tragedia,

muecas mágicas surgen de los cristales rotos,

no pude ver, el ruido infernal, una y mil veces,

turbio fondo de una vida sin destino cierto,

la imagen del sepulcro se queda para siempre.

5

Qué me puede importar esta angustia religiosa,

testigos errantes que me esperan a tu lado,

la Vieja me habla al oído, no puedo escuchar,

caigo sin cesar en un río de fango verde,

la Vieja cubre mi cuerpo con un manto blanco,

viajo en medio de un ritual de murmullos azules,

la Vieja me hace dormir, la almohada en mi boca,

me atormentan los ojos malignos de la Bruja.

6

Soledad de gusanos amarillos y sucios,

la primera noche de ojos ciegos que se pudren,

la esperanza religiosa hundida en el pantano,

el silencio eterno de los dioses que nos miran,

la Vieja camina sobre mi cuerpo desnudo,

tú tienes que ayudarme, por favor, no te vayas,

la soledad me agobia, busco a la Vieja Bruja,

alguien empuja mi cuerpo, Dios, el barro sucio,

mis piernas se las llevan, mis ojos, no se duerman.

7

Aves horribles en el borde de la ventana,

humo de tabaco en esas miradas perdidas,

caminan, están aquí,  el polvo llega a mis ojos,

no logro mover mis labios, quiero abrir las manos,

mis recuerdos se hunden, como una piedra en el lodo,

las sombras grises están cerca de las paredes,

el humo, los delirios,  no puedo respirar.

8

Comienzan los rituales nocturnos de la Vieja,

sangre en el piso, una alondra muerta, sin cabeza,

los gritos delirantes, una danza diabólica,

acuestan a un inocente, por Dios, está muerto,

esperen, apenas respira,  cortan un dedo,

todos gritan, ya no respira, cubren el cuerpo,

¿no me creen?, esta noche verán el cadáver.

9

Soy la inútil plegaria entre las sombras nocturnas,

el clamor lejano de las almas condenadas,

la última morada de los muñecos sin rostros,

la Vieja inyecta el cuerpo inerte del hombre muerto,

se mueve, los ojos rojos se abren lentamente,

estira los dedos, los murmullos se aceleran,

se levanta, abre la puerta, se pierde en la noche.

10

Alguien enciende una luz, cierran la puerta negra,

otro cuerpo húmedo, lo colocan a mi lado,

deja de moverse, las manos quietas, silencio.

La Vieja se cubre el rostro, besa una figura,

no puedo ver sus manos, ¡Dios mío, una jeringa!,

mi cuerpo no existe, se lo comieron las ratas,

ya sólo quedan algunos huesos en el barro,

la Vieja inyecta mi brazo, tengo mucho sueño.

11

La voz de fuego se detiene en mi pensamiento,

el humo de la Nada cruza mis pesadillas:

“Poderosa Presencia de los caminos verdes,

Tú, Espíritu Guía de las Ánimas perdidas,

te pedimos suplicantes, nosotros tus hijos,

que guíes también nuestras plegarias, te rogamos”,

qué soy realmente, una triste mentira que flota,

quiero salir de esta tumba, abrir la puerta negra,

escapar de la neblina, de este humo, ser libre.

12

Ellos miran el rostro mágico de un despojo,

la náusea me invade, mientras crece el dolor,

una franja de agua amarilla llega a mi cuello,

de mis sueños  surgen alas negras que se pudren,

puedo mirar a través del alma de la Vieja,

hablar con su boca, pensar con su mente enferma,

deambulo atrapado en sus rituales perversos,

Ella me conecta con esos cuerpos dormidos,

jeringas en el piso, se van, cierran la puerta.

13

El Extraño no ha muerto del todo,  puede hablar,

su mirada es oscura, sin lágrimas reales,

camina cerca de la Vieja, fuman tabacos,

se arrodillan, alguien pintó un retrato sin forma,

puedo sentir voces, como si quisieran algo,

la Vieja sienta al Extraño en la silla de ruedas,

dicen oraciones sin sentido, algunos lloran,

los espíritus se apoderarán de los cuerpos,

otra noche de bailes tontos, ¡esos tabacos!

14

El  Extraño se levanta, camina despacio,

esa Vieja  dice mi nombre miles de veces,

de su boca: “Soy yo, el Espíritu del Camino”.

No puedo controlar mis pensamientos profundos,

una fuerza espiritual consume mis entrañas,

estoy dentro del cuerpo inerte de la Vieja, y hablo,

puedo mirar el rostro maligno de esa Bruja,

los hermanos besan mis manos, los de la Vieja.

15

Mi Nada se desvanece en las olas del mar,

las voces se duermen sobre barcas moribundas,

mentiras que surgen de los labios de la Vieja,

me aferro al absurdo  de esta Nada que nos  llega,

la soledad carcome mis ojos y mi mente,

no esperen mi silencio, me invocarán de noche.

16

Soy  miseria arrojada al abismo de esa Nada,

no hay luces, ni rostros conocidos,  soledad,

un horrible sonido cerca de mis recuerdos,

un dolor mortal detrás de mis ojos, las sombras,

insectos dentro de mi boca, la Vieja Bruja,

arrojan insectos, pétalos, fotos de enfermos,

qué esperan de huesos y de velas que se apagan.

17

Mis “hermanos” partirán como aves religiosas,

mentes  enfermas que pronto se irán con sus miedos,

tú tienes las mismas miserias que te atormentan,

no teman, pronuncien mi nombre, me sentirán,

el humo blanco se hunde en la boca de la Vieja,  

alguien llora, sus pasos son como olas vacías,

no tengo cuerpo, sólo quedan pedazos de uñas,

un trozo de hueso cubierto de este barro húmedo.

18

Las sombras  se alejan, la Vieja se va con ellos,

el Extraño ha quedado solo, ya no sonríe,

saca del bolso mágico una daga dorada,

un golpe, la sangre del animal en el piso,

Dios, la daga ensangrentada, las alas de un ave,

la sangre fresca calma el delirio de los dioses,

el Extraño viste de blanco, corta mis venas,

la sangre me cubre todo el rostro, no respiro,

el Extraño se va, la sangre seca en mi piel.

19

La carretera en mi locura, siento tanto odio,

alguien grita, no veo a nadie, es una presencia,

nada especial, un profundo dolor en el pecho,

un terror que termina, me elevo, caigo al suelo,

vueltas, gritos, vueltas, la lluvia, caigo a la Nada,

sigue el terror, inquietantes murmullos que giran,

¿escuchan pasos?, tranquilo, ellos no te harán daño,

los errantes no te conocen, sigue leyendo,

el Extraño regresa con las cuatro cabezas,

“norte, sur, este, oeste, te compro con la sangre”

dos puntos rojos en mis brazos, todo se apaga.

20

Aquí todo es un punto rojo, plumas, despojos,

y las sombras esperan que regrese la Vieja,

el Extraño siempre está sentado en la capilla,

se queda en el rincón más lejano, me vigila,

escaparé, como el viento suave en la escalera,

tal vez logre empujar la ventana de tu cuarto,

tranquilo, es el viento, luego la cerraré, ¿me oyes?,

acabo de entrar, lees páginas olvidadas,

¿no puedes verme?, nada importa, sigue leyendo.

21

Trato de mover un dedo, una pestaña, nada,

tengo recuerdos blancos que van y vienen siempre,

están adentro,  conmigo, cada día, siempre,

estoy vivo, lo sé, sin moverme de este charco,

no logro ver ningún rostro, siento formas largas,

imposibles de atrapar, sólo espero el final,

cruzar  los senderos tenebrosos del infierno,

tienes miedos, los ruidos debajo de la cama,

debo escapar, salgo y regreso, tendré que huir,

desaparecer, sí, que los gusanos terminen.

22

Insectos destruyen mi cuello y muerden mi piel,

puedo ver la blancura de un techo que está ahí,

los ojos inquietos no se apartan de ese techo,

cuatro manos sombrías desgarran mi garganta,

trato de respirar, no puedo, viene la Vieja,

el Extraño le entrega la vara de los duendes,

la Vieja entra al cuarto de las reliquias malignas,

el cuerpo inerte se agita, no quiero morir,

cuando no haya carne, ni huesos, seré energía.

23

Llego a la orilla de la muerte, sólo gusanos,

los espíritus se acercan, crecen y se alejan,

muñecos de colores que flotan en silencio,

pasan frente a mí, como seres que ya no existen,

parece un sueño imaginado, no se detienen,

las figuras me asustan, no duermo en este mundo,

algo toca uno de mis dedos, siguen comiendo,

vuelvo a la humedad,  a los círculos de mi mente.

24

Aquí no sufro, cercado por mi espejo rojo,

cierro los ojos y ahí están, no se van muy lejos,

presencias que flotan a mi lado, no se van,

estaban conmigo cuando fallaron los frenos,

despertaron con los gritos, flotan a mi lado,

quieren entrar a tus sueños, flotaré a tu lado,

moveré las lámparas, y dirás que es el viento,

apaga la luz, y espera un poco, me verás.

25 

El silencio cósmico invadía mis sentidos,

deseos apagados se ocultan para siempre,

el vidrio opaco, la oscuridad, dormir cansado,

la Nada deseada como final de todo,

volar, cerrar los ojos, y no volver jamás,

dormir siempre, sin temor, sin historias amargas,

sin tanto temores, desaparecer sin nombres,

como las voces de los errantes de la noche,

tristes lamentos de los que nunca volverán.

26

Las garras repugnantes rozan toda mi espalda,

la Vieja puede alejarlos con el humo blanco,

quieren entrar en mis sentidos y respirar,

regresar de la tumba, del sueño sin retorno,

roban el calor de tu cuerpo, viven en ti,

ellos entran a tu mente, memoria, deseos,

cuando te rindas, y duermas, verás muchos rostros,

despertarás cansado, una pesadilla más,

la luna entre las nubes, ese frío mortal,

las voces en la oscuridad del cuarto, son ellos.

27

Ahora soy la sombra perdida en la neblina,

nunca me alejo de aquellos escombros podridos,

la mano, algunos dientes, cabellos, suciedad,

sin embargo, yo nunca me aparto de mis huesos,

no hay ese descanso eterno, nadie duerme jamás,

una de esas falsas que nos cuentan los ancianos,

aquí hay barro y siento el frío eterno, gusanos,

pero no hay paz, sólo barro y humo, la humedad.

28

Las sombras  circulan como la muerte sin alas,

moscas que giran y aves negras que me desgarran,

súplicas de enfermos, me atormentan, quiero paz,

dormir el sueño eterno entre las nubes del cielo,

no volver a sentir el perfume de la Vieja,

me gustaría dormir debajo de tu cama,

escapar de la Vieja, esconderme en tus espejos,

tú sabes, ser parte de tu día, respirar,

el espejo del auto, me verás ahí, lo sé.

29

Quiero tocar la frescura de las flores blancas,

volver, sólo eso, una segunda oportunidad,

escapar de esta neblina y comenzar de nuevo,

sentir el sol en cada instante de mi piel,

beber  agua lentamente, y mirarme al espejo,

tú eres la única oportunidad, sigue leyendo,

tus ojos, estás muy cansado, debes dormir.

30

Apenas puedo llegar a la capilla blanca,

la que lleva mi nombre, “ánima de la neblina”,

una rana sin ojos sube por la ventana,

dos sombras cabalgan sobre esas flores marchitas,

alguien olvidó dos cruces de palmas benditas,

abren la puerta, algunas voces, entra la Vieja,

ya comienza la algarabía de los fanáticos,

la magia oscura, adoran el poder de la muerte,

todos temen morir, tú también, pero no ahora,

necesito que vivas, que sueñes con los muertos.

31

Ratas en mis dedos,  los gusanos en mi cara,

puedo ver las pequeñas marcas de los colmillos,

nunca terminan, ya poco importan los gusanos,

logro escuchar el ruidos de motores, no sé,

llegan recuerdos que giran y caen al suelo,

y ese grito “no, no lo hagas”, una puerta abierta,

los giros, el agua, la lluvia, y este barro verde.

32

Tú también puedes ver esa neblina nocturna,

olor a tabaco, los hermanos y la Vieja,

estás aquí, tu mente, pueda sentirla aquí,

recuerdos llegan y se van,  olor a tabaco,

abren otra puerta y una luz toca mi silencio,

la luz nunca llega a mis entrañas, soy un cadáver,

un dedo de mi pies sigue bajo el fango azul,

le rezan a  pocos huesos podridos que se hunden.  

33

Me acostumbré a sentir las profundidades húmedas,

las aves negras desgarraban toda la sangre,

no quedaba ser, sólo la ansiedad de los muertos,

en mi lecho crecen  las angustias cada día,

ver mi rostro desde el aire, una imagen ajena,

la esencia se perdía en el pantano asqueroso,

el reloj repetía sin cesar mis recuerdos,

no se detiene, aquí nunca hay paz, es el infierno.

34

La muerte es lenta, por capas, no termina nunca,

tres años muriendo, siguen los huesos, las uñas,

al final queda el cabello, los dientes, la sangre,

la carne se mezcla con el barro para siempre,

cada célula que muere, me hace más liviano,

volar, desaparecer sin poder evitarlo,

la Nada se acerca a las ventanas, es una luz,

las imágenes se desvanecen, todo flota,

rostros deformes, llega el silencio de los muertos.

35

Crecía la semilla en mi locura profunda,

nació como los delirios de una mente enferma,

ya no sentía dolor, ni placer, sólo sueño,

soledad absoluta, miles de ojos que giran,

seres que te hablan y no escuchas, voces oscuras,

dicen mi nombre, me arrastran, trato de resistir,

no estaré aquí para siempre, cruzaré la luz,

luego seré el ánima errante de la neblina.

36

Alguien toca mis cabellos, puedo sentir algo,

como si algún demonio me estuviese llamando,

pero al abrir los ojos, sólo está ella, la Vieja,

abrirá mi vientre frágil, escupirá sangre,

dormiré atormentado por su magia, lo sé,

por eso necesito que me escuches, ¿me entiendes?,

necesito tu masa corporal, caminar,

tocar con tus dedos el calor de los rosales,

luego, buscaré otros cuerpos, y seré un errante.

37

El Extraño cierra los ojos de un cuerpo sucio, 

sangran las luces de las velas, miran mi foto,

recuerdo el perfume de una mujer de ojos grandes.

la sombra marchita sale de ese cuerpo y flota,

ya casi puedo mover un dedo, no lo entiendo,

me cuesta volver a mi cuerpo, qué está pasando,

alguien sostiene mis manos, no quiero dormir,

muevo mis dedos, la Vieja, jeringas, mis manos,

imágenes que se acercan, un cuerpo a mi lado,

no se vayan, sé que están aquí, muevo mis dedos.

38

La lluvia entra por la ventana, siento el aroma,

un dolor recorre las paredes de la noche,

voces de otras dimensiones, son los dedos largos,

dos ojos negros  en el borde de la ventana,

del otro lado, en la oscuridad veo esos dedos,

hay alguien del otro lado de la ventana azul,

tiene ojos negros, y la mirada sin destellos,

tal vez sea el Otro,  claro, el muerto que flotaba,

el cadáver que arrojaron al abismo oscuro,

se burlaban de las vueltas que daba ese cuerpo.

39

La sangre está en el piso, los hermanos se burlan,

risas infernales de los hijos de la muerte,

cuerpos que descansan a mi lado, los conectan,

son energía, electricidad, y los desechan,

basuras arrojadas al fondo del infierno,

de eso se trata, encontrar el camino final,

la Vieja quiere conocer todos los secretos,

probar la fruta satánica del bien y del mal,

yo sólo quiero regresar, y lo haré, lo juro.

40

Ahora soy un clamor desgarrado, un duende verde,

a quien iluminan con oraciones y velas,

no elegí rodar por los senderos, fue la lluvia,

la oscuridad inmensa de la noche fatal,

es una locura estar hundido en este barro,

atrapado para siempre como los gusanos,

cuando me elevo puedo ver una imagen gris,

casi puedo sentir la energía de otro cuerpo,

una intensa angustia, tengo miedo, algo pasa,

la Vieja no es la misma, demasiadas jeringas,

puedo ver una luz brillante, me inyectan, me hundo.

41

Un pañuelo, dos mariposas en el rincón,

la lluvia entra por la ventana, siento el aroma,

un dolor recorre las paredes de la noche,

voces de otras dimensiones, son los dedos largos,

dos ojos negros  en el borde de la ventana,

del otro lado, en la oscuridad veo esos dedos,

hay alguien del otro lado de la ventana azul,

tiene ojos negros, y la mirada sin destellos,

tal vez sea el Otro,  claro, el muerto que flotaba,

el cadáver que arrojaron al abismo oscuro,

se burlaban de las vueltas que daba ese cuerpo.

42

La sangre está en el piso, los hermanos se burlan,

risas infernales de los hijos de la muerte,

cuerpos que descansan a mi lado, los conectan,

son energía, electricidad, y los desechan,

basuras arrojadas al fondo del infierno,

de eso se trata, encontrar el camino final,

quieren despejar las dudas profundas y eternas,

un cuerpo sin rostro, perdido en la oscuridad,

volver de la muerte, las jeringas en mi piel,

el otro abre los ojos, puedo ver la neblina,

respiro, abro mis ojos, es hermosa la luz.

43

No elegí rodar por los senderos, fue la lluvia,

la oscuridad inmensa de la noche fatal,

es una locura estar hundido en este barro,

nada importan los gemidos terribles del viento,

la Vieja se acerca, abre la puerta, no hay salida,

la Vieja me toca, puedo sentir sus temores,

mis ojos, la Vieja, parece que estoy despertando,

esa luz, la sangre es cálida, qué está pasando.

44

Cuando llegan los fieles se ilumina la sangre,

puedo vivir en cualquier alma,  en la mente de ellos,

entraré a robar la energía de cada enfermo,

tal vez, de eso se trata, siempre estoy en el espejo,

ya no tengo límites, nadie puede ocultarse,

Ella lo sabe, sus ojos no mienten, se apaga,

sé que muere, la magia no perdona jamás,

pero sin Ella, lo poco que tengo se irá.

45

Ella me conecta a las energías nocturnas,

luego, puedo llorar a través de sus tristezas,

puedo leer la mente de los hermanos verdes,

si la Vieja se va, todo vuelve a ser como antes,

un despojo olvidado, arrojado en una cama,

un cuerpo sin esperanzas que apenas respira,

pétalos arrojados a la orilla del mar,

mi barca se irá contigo, más allá del fuego,

no te soporto, a lo mejor me quedo, ya basta,

me cansé de ver tu vida vacía, perdida,

por eso fui a la montaña, me hundí en la neblina,

tu rostro en el espejo, la jeringa, recuerdos.

46

Las flores,  las fragancias del pasado vivido,

ya no escucho el reloj, toco la arena sin olas,

sólo lloran las voces lejanas de los otros,

duermo  rodeado de la neblina nocturna,

 las voces hicieron una capilla en mi nombre,

en la puerta gris colgaron la imagen oscura,

 un rostro con sombrero, ese no soy yo, por Dios,

como si fuese la visión de un ángel perdido.

47

Otra puerta negra detrás del altar oscuro,

la entrada al abismo, el silencio total, silencio,

se han ido los gusanos, las moscas y las aves,

alguien trata de armar mi cuerpo con hilos verdes,

parezco un muñeco de trapo, clavan la aguja,

las manos ensangrentadas, morirán conmigo,

están en mi mente, en mi cama, están en mis sueños,

se irán en la barca, no escaparán esta vez,

claro, vendrá la Vieja, los cuerpos conectados,

los tres seremos rocas lanzadas al abismo,

la misma canción de aquella noche de neblinas.

48

El barro se agrieta, los gusanos verdes mueren,

el dolor,  la Vieja bruja llora como nunca,

la carretera inclinada, la montaña inmensa,

la neblina siniestra que siempre nos rodea,

el barro en el fondo, muchas culpas en mi mente,

la Vieja no quiere hacerlo, tres años conmigo,

me ha cuidado, Ella reza por mí, Ella no lo hará,

Ella no quitará las sábanas, lo hará el Otro.

49

Recuerdo el accidente, mi dolor de cabeza,

el Extraño quita los gusanos de mis dedos,

el sueño es vago, todos se van, la Vieja llora,

esconde el cuerpo, la esencia eterna sobrevive,

siempre es la misma tragedia, la vida y la muerte,

viviremos el mismo final, se irán conmigo,

sin jeringas, con mucho sueño, sin los rencores,

no habrá música a todo volumen, como ayer.

50

Tus ojos en el retrovisor, la Vieja grita,

¿recuerdas?, querías abrir la puerta, ¿recuerdas?,

quedé solo, de pronto, la Vieja y los hermanos,

mis dedos en el fondo de este maldito barro,

escaparé de esta cama, sabrán que estoy vivo.

La mirada del Extraño clavada en mi frente,

siempre me conectaba a la luz de las paredes,

vulgar títere adornado con túnicas blancas,

llevaron un cadáver al fuego, no era yo,

era otro despojo atado a los cables oscuros,

la luz se acerca, “si respira, despertará”.

51

La Vieja bruja se apoderó de mi cadáver,

nadie sabe el secreto de la capilla blanca,

la idea de comunicar la vida y la muerte,

vida con toda su energía en estado puro,

demostrar que el universo es uno, vida y muerte,

sin dioses, sin infiernos, electrones sin formas,

sólo materia en evolución, el universo.

Cables en mi cuerpo, me conectan a un cadáver,

el inerte logra mover los labios, ¿qué ocurre?,

me desconectan, él sigue moviendo los labios,

uno, dos, veinte segundos, los labios cerrados.

52

Los ojos en la neblina, siempre el accidente,

la escalera y las ratas que arrancaban la carne,

mi cabeza lejos de mi cuerpo carcomido,

el Extraño vestido de blanco me miraba,

después de miles de giros, desperté en la cama,

recuerdo cosas, pero a veces, veo una cama,

puedo mirar un cuerpo dormido en una cama,

la cama tiene ruedas, botellas que palpitan.

53

La Vieja está vestida de blanco, sin tabacos,

levanta una de mis manos, la aguja de sal,

abren mis ojos, la luz en mi suave retina, 

en la otra cama, un cadáver, intento fallido,

los segundos no bastan, alguien despertará,

yo tengo que entrar a tu cuerpo, de eso se trata,

¿entiendes?, seremos uno, la Vieja lo hará.

54

Me elevo un poco, un cuerpo arrojado en una cama,

 respiraba, aparatos médicos, respiraba,

un cuarto oscuro, una pequeña puerta muy negra,

del otro lado “los hermanos”, y la capilla,

soy la conexión entre los muertos y la Vieja,

la Vieja bruja, y el Extraño me ataron aquí,

un personaje sin nombre, tan pálido, atado.

55

Y me mantenían entre la vida y la muerte,

eso a nadie se le había ocurrido, sólo a Ellos,

la Vieja y el Extraño, son los nazis infernales,

 los “hermanos” traen cuerpos inertes, cadáveres,

te trajeron a ti, un cadáver, nos unirán,

una Vieja que fuma tabacos nos conecta,

esto parece una locura, estoy despertando,

quieren quemar el cuerpo, la cama, la capilla,

arrojar los pedazos al abismo profundo,

que se lo coman las ratas y se hunda en el barro,

pocos segundos  bastarán, y será el final.

56

No, la Vieja no dejará mi cuerpo en el barro,

vivo en “coma”, respiro y espero cualquier cadáver,

inyectarán mi cabeza, ya comienza el sueño,

puedo ver la carretera, la montaña fría,

la horrible neblina, la tristeza de las aves,

las moscas sobre mis dedos, las ratas hambrientas,

las estrellas, el cielo iluminado, me duermo,

veo la cama con ruedas en medio del cuarto,

vida, muerte, las ratas se comen los despojos,

la Vieja a mi lado, todo vuelve a ser como antes,

tu ojos miran con terror el final del abismo.

57

Este será mi eterno destino, agujas sucias,

una mente dormida, sólo energía pura,

volver de la muerte, conocer la oscuridad,

una cama escondida en las montañas azules,

el secreto de la ciencia durante la guerra,

abandonado, con recuerdos ajenos, lejos,

no existe tiempo en la neblina,  se fueron lejos,

nunca tuve un auto, esos no son mis recuerdos,

ya se fueron, menos las ratas, ni los gusanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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  • Autor: Gerardo Barbera (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de noviembre de 2020 a las 01:29
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 67
  • Usuarios favoritos de este poema: Vogelfrei
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