De ser una mujer agradecida, he pasado a ser caprichosa
Una mirada en mil reflejos de una persona desconocida
Tal vez porque tras vivencias, empuje para ser forzosa
El resultado de mi atrevimiento me llevo a culpar a la vida.
Solia al suelo caer, solo cuando no encontraba una salida
Y me recostaba enterrada en mis brazos, sobre las piedras de muros
Sin sentido de dirección y olvidar a donde me dirigía
Otra vez a mi vitalidad, la culpaba de pensamientos impuros.
Hasta las lágrimas tan necesitadas, las veia yo como berrinches inmaduros
Pero que mas se puede hacer? Al traer trabada la lengua
La decepción de mi quebranto es tan notable a leguas
Como el palpitar de mi cabeza, al acusar mi existencia de fragmentar su perjurio.
No fue hasta visitar el altar donde apilo en páginas mis jornadas
Existen dos rostros de una moneda, de cada veteranía pasada
Se agacha de vergüenza mi rostro, pues todo este tiempo he sido acogida
No ha sido injusta la vida conmigo, he sido injusta yo, con la vida.
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