Analía...

Me abracé al frío recuerdo de esa manta que te cubría,

Cuando en inviernos aquellos,

La lluvia y el granizo golpeaban nuestro techo de piel y paja,

Ahora, el pastizal muere amarillo y triste ya sin vida,

Sin el cálido halago de tus manos y tus caricias.

El valle se ha dormido y no estamos en invierno,

Las crestas blancas de las montañas,

Cual cabellera anciana, se diluyen,

Y han petrificado en el camino su sollozo,

Y el río de mi pueblo luce como un espejo frío y triste,

Al no llevar en él, el beso de tus labios que le obsequiabas.

Tristía, así llamaste al algarrobo que sembraste en nuestro patio,

Y decías constantemente, que era un olivo sembrado en el desierto,

Recordaste a Vallejo acaso en tus pensamientos,

Y recitaste en silencio sus hondas frases,

Me senté a tu lado esperando morir la tarde,

Y bajo la sombra de aquel amable árbol…

Dormí en silencio abrigado en tu regazo.

Tengo leña en el fogón de nuestra casa,

Y sus llamas no han disipado el frío de este raro invierno,

Y busco por doquier en que abrazarme,

Sin lograr abrigo ni calor de pecho en mi ermitaño olvido.

El sol se está poniendo,

Y el cielo azul y tornasolado,

Ha descrito en sus caprichosos  juegos,

Que la noche no vendrá sola y alejada,

Hoy tendré más lluvia y más granizo,

Y me hará falta la manta con que te cubrías,

Aquella… que te llevaste esa tarde,

En el viaje al que has partido.

Tu algarrobo y tus sembríos,

Se están marchando de poco todos,

Y me queda la soledad de tus hondas frases, cuando recitabas poesía;

No sabes cómo extraño abrazarme a tu pecho,

Y mirar tus ojos tristes al saber que partirías,

La vida es solo un pedacito de cielo,

-Tú siempre me decías-

Y una parte del camino,

Donde dejamos un poquito de nuestras huellas.

Y al pensar en tus palabras,

Me siento frente al fogón de nuestra casa,

Me duermo triste y a la vez tranquilo,

Porque esta noche partiré,

A tu lado y con tu alma de abrigo.

La manta con que te cubrías…

Y el recuerdo de su aroma,

Tus sembríos y tu dulce algarrobo,

Todo queda en el recuerdo que se va,

Porque nada volvió a ser igual…

Que el estar contigo.