ESTÚPIDOS

"Siempre el amor fue esperanza cierta,/ pero a veces el camino se le cerró/ y algunos dejaron su puerta abierta,/ pero nunca tú… pero nunca yo…".

Fuimos todos a la escuela alguna vez

y salíamos con la lección aprendida

o en ocasiones, podía ser al revés…

no entender nada era como lo peor,

como hoy, que creemos saber del amor

y nos falta saber mucho de la vida.

Tal vez tenga culpa la televisión,

o nuestros padres, sabrá Dios…

de que vivamos esta situación

que hoy nos causa tristeza,

tú esperando tu príncipe, yo mi princesa

…y eran azules los dos.

Ambos nos creímos unos expertos

veteranos, listos para ser amantes,

soñábamos con los ojos abiertos

con ver al arco iris y darle color

y creímos que eso era el amor…

qué inocentes y qué ignorantes.

Hasta que supimos que había llanto,

que había celos, que había dolor;

que podíamos reír o sufrir tanto,

que aparte del deseo y la pasión,

también estaban el odio y la traición

en cualquier historia de amor.

Descubrimos que podíamos mentir,

jugar, divertirnos con el corazón…

que era como de masoquistas sufrir

y de sufrimientos nos llenamos

y luego al amor lo clasificamos

como algo de ciencia ficción.

Fuimos a la escuela y no aprendimos

o hubo cosas del amor que olvidamos,

porque estos errores que cometimos

nos hicieron muy difícil convivir,

tú y yo vimos al amor morir…

y nunca lo rescatamos.

Por eso los que dicen saber,

tantas tonterías que escucho,

acerca de lo que es querer,

con cada historia terminada,

siguen sin saber nada…

pero juran que saben mucho.

¿Qué es el amor? ¿Tú lo sabes?

¿O es que sólo sabes de olvido?

¿Será que tienes las llaves

que abren las puertas del saber?

Entonces abre para que podamos ver

lo estúpidos que hemos sido.

O preguntémosle a Dios un momento,

total, al amor Él fue quien lo inventó;

Si no entendimos ese sentimiento

y nunca supimos amarnos…

si por humanos podíamos equivocarnos

porque Él siendo Dios se equivocó.

Fuimos a la escuela ¿y de qué sirvió?

¿Qué sabemos del amor y de la vida?

Creo que sólo una enseñanza nos quedó

y la experiencia arde como llama...

que quien rápido dice que te ama,

con la misma rapidez… te olvida.

Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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