Y te enviaré mi canción:
“Se canta lo que se pierde”,
con un papagayo verde
que la diga en tu balcón.
Otras canciones a Guiomar VI.
¿Por que esas notas que me llegan del aire
me entristecen?
¿Quizá sea porque las vibraciones que las consisten
despiertan ciertas reminiscencias..?
¿Será quizá porque de bebé aprendí a llorar
ciertos sones, o el aire que los llena?
¿Quizá fuese que el momento que dio tiempo
a una pérdida fue aparejado, sin yo saberlo,
de una determinada música?
¿Fuera quizá unas palabras de mi madre,
de esas que apuntalaban su eterna melancolía,
las que se enyugaron a unos acordes a lo mejor
imaginarios, que pululan las arterias de mis
pensamientos para verterse si fuera necesario
sobre aquellas experiencias que se prestan
convenientes?
El caso es que vino a mí esta reflexión de improviso,
mientras tejía palabras en el iris de mis lecturas,
y la anoté en mi vademécum para convertirlas
en un escrito —como este que termina—.
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de noviembre de 2020 a las 15:25
- Comentario del autor sobre el poema: Justo ahora que inscribo en este espacio el acostumbrado comentario de autor suena en el portátil una música entristecedora —para mí—.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 62
- Usuarios favoritos de este poema: Willie Moreno, ..........................
Comentarios2
Buen escrito amigo Alberto...
Saludos y abrazo 🙏
Igualmente, gracias por tu visita Willie.
Excelente poema a manera de introspección. Me encantó, querido escritor.
"¿Fuera quizá unas palabras de mi madre,
de esas que apuntalaban su eterna melancolía,
las que se enyugaron a unos acordes a lo mejor
imaginarios, que pululan las arterias de mis
pensamientos para verterse si fuera necesario
sobre aquellas experiencias que se prestan
convenientes?"
Me pasó como a Proust en su célebre novela —salvando las distancias.
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