Una avecilla muerta yace en mi pecho, se ha suicidado, ha muerto de tristeza, ella lleva tu nombre. Y cuando la nombró se quiebra mi voz, se quiebra mi ser, se quiebra mi alma.
Y he de perderte, he de verte partir, pero no, mi corazón no te dirá adiós, por que mi corazón es obstinado, por que el no sabe de tu indiferencia, por que el no conoce lo que yo.
Quisiera ver tus andares una vez más, escuchar un te quiero en voz baja, una caricia tímida en mi pecho, la máxima opulencia de tu felicidad sobre mi vida gris.
Ámame como se ama una sola vez en la vida, Mirame como un evento fugaz, e invaluable. guardame como tu único tesoro, y si has de olvidarme, dame un beso que me sacie eternamente.
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