ADRENALINA

Anngiels Simplemente Mujer

 

 

Adrenalina pura corre por mi cuerpo. El corazón  es un pájaro que canta al borde  del paroxismo. Tus manos  pulsan mi cuerpo como una arcaica lira, cosechan notas musicales de sus cuerdas,  mientras balbuceo tu nombre entre la humedad de tu lengua que recorre mi cuello delineando rutas cristalinas hasta las pendientes de mis hombros y se extiende su recorrido hasta mis pechos que se ofrecen como cálices húmedos donde alucino, mis ojos se cierran, se agudizan mis sentidos y actúas en mí como una droga, abandono mi cuerpo en este viaje al infinito.

No hay tiempo, no existe cronos, los minutos  son cadáveres desparramados en el espacio, y solo hay sensaciones, las tuyas y las mías trenzadas.

Hipnotizada, vuelo entre nubes, mi cuerpo es un paraje solitario invadido por  tu llegada, eres el conquistador, clavas tu bandera en mi centro. La sangre corre, hay ríos de sangre enloquecida, cataratas de sangre que siento transitar veloz... adrenalina, pura adrenalina que acelera y acelera el ritmo cardíaco.

Pero mis manos se convierten en libélulas, en miles de libélulas que se agazapan en tu extensión, revolotean en las parcelas de tu cuerpo, a lo largo de tus praderas, de tus senderos.   Mis ojos son soles, brillan como mediodías de enero, te encienden de tal forma que la  hoguera se extiende hasta sumirnos en el mismo infierno.

Puedo prescindir de todo, aquí, en la inmensidad de estas cuatro paredes, en la  eternidad del tiempo, en esta celda de dos barrotes que son tus brazos, el mundo exterior es pequeñito, no existe, no es más que un caos, una sórdida creación de un momento de distracción del dios de los dioses.  Solo recobró la atención  cuando creó el amor, y entonces  de sus manos  salieron moldeadas tu alma y la mía, echas para que al juntarse se encastraran  como piezas de un puzzle, perfectamente. Tuvimos que probar algunas piezas antes, comprobar que no coincidían sus bordes, que no había modo de acomodarlas en nuestro formato, hasta que nos encontramos.

Y no dejamos de sentir, como rayos que nos atraviesan, las sensaciones producen vibraciones, escalofríos, hormiguitas que se multiplican en nuestros cuerpos, la piel es una extensa salina, los dedos son como caminantes nocturnos ebrios, recorren lentamente cada callejón, van y vienen, se pierden en resquicios, entran en túneles secretos, se enredan en  pequeños bosques. Las bocas son grifos, las lenguas intentan apagar el fuego como mangueras, ¡imposible...imposible! el incendio se propaga, piel, carne, venas, huesos. Placer mezclado al dolor, actúan como barbitúricos. Se elevan las almas, se contorsionan los cuerpos, una y mil posturas, una y mil imágenes recortadas brillando en el espejo, sombreando la blancura de las sábanas. Dentro de mí, fuera de mí eres parte de mí misma, de mi cuerpo, de mi espíritu.

Ríen tus ojos, tu boca apenas murmura mi nombre, suena tan dulce en mis oídos, te vas perdiendo en mis acantilados, encallas en mi puerto, pliegas las velas, tiras anclas y ahí quedas entre el murmullo de gaviotas cansadas de tanto planear en las playas de mi vientre.

Tu boca detenida en mis senos, mis dedos perdidos en tu cabello mientras tu cabeza descansa en mi pecho aún agitado y se escapan los suspiros como gorriones de mi boca.

Dios sabe que es amor el que  se materializa en la fragua de estos cuerpos  ávidos de caricias y dulces besos producto de la ansiedad de estar juntos y pertenecernos.     Dios sabe que es pura adrenalina la que corre por nuestros cuerpos, cuando la carne débil, siempre insatisfecha se quema en la hoguera de pasiones, de instintos cuando tu cuerpo es simple espada que busca  hundirse   en    la profundidad de  mi carne  y fusionarnos para solo ser uno  la continuación del otro, para formar una única identidad.

 

Ángela Grigera Moreno

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Comentarios +

Comentarios2

  • Lualpri

    Bueno como siempre, querida poeta incendiaria.
    Un abrazo.
    Cuídate.

  • María C.

    Ciertamente eres VOLCÁNICA!!
    UN PETONET.



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