La soberbia
Ruedan lágrimas las aves en su vuelo triste y pesado,
su sediento cuerpo con el último impulso recorre las áridas selvas,
¡Las desalojaste de su hogar y todo por tu avaricia!
Mira triste la ardilla hambrienta el último soplo que la vida le presta,
sus lánguidos pequeños uno a uno ha expirado mirando con sollozos a su mamá.
Los verdes árboles caen rendidos sin poderse correr;
anclados a la tierra, solo esperan la cierra que corta su tallo.
Sus ramas se extienden protegiendo a los que anidan en él,
sin poderlos salvar del metal que los muerde y los deja caer.
Los suelos se agrietan, el sol se resiste a lanzar su ardor;
el cielo trata de menguar el sufrimiento, más no queda agua que produzcan nubes grises que sanen el destierro.
¡Cuanta crueldad!, manos asesinas, seres sin sentimientos;
arrebatas las vidas que no son tuyas y matas sin pensar en que matándolos a ellos te arrebatas tu propio aliento.
La verde vida, hoy pinta en amarillo,
y de negro los cielos cubiertos de rapiñas,
que bajan a llevarse los cuerpos inertes que han matado tu codicia.
Piensas que el dinero lo es todo,
pero te darás cuenta que son tus hijos quienes sufrirán por tu odio.
¡Despierta! ¡Detente! ¡No hagas tal crueldad!
Que mañana verás como tus pies se queman y tu cuerpo se secará;
sin agua te quedarás y el dinero ¡No te servirá!
- Autor: RECH (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de diciembre de 2020 a las 06:08
- Comentario del autor sobre el poema: La naturaleza nos necesita ahora y siempre.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 52
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Lualpri, Vogelfrei
Comentarios3
Rebeca un gusto pasar por tus letras saludo y abrazo fraternal desde mi país Ecuador cuidece y su familia bendiciones
Muchas gracias por leerlas. Bendiciones para usted, su familia y toda su patria hermosa.
Ĺos árboles y los animales son nuestros compañeros desde el Paraíso Terrenal hay que cuidarlos como buenos amigos que son.Felicidades
A veces el ser humano olvida que depende de ellos para vivir. Muchas gracias por ser de esos pocos que amamos a la naturaleza.
Veo dolor en lo que escribes, no solo en este poema. ¿Te trata mal la vida Rebeca? Un abrazo
Mucho. Es una mísera.
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