Ea pues un pesar tu rostro vislumbra
con la romería del quizá, no es nada!
mas, de tus gestos jamás la penumbra,
conozco bien tus sonrisas mi amada.
De congojas el ocaso breve se tiñe
pues matiza en azulados tonos tus desdenes
y de indiferencia tu actitud obligada se ciñe
esperando la noche que de felicidad os llenes.
Y con la luna en lo alto del cielo sempiterno,
en los inquietos mares reflejada la mangata,
guiándonos entre los frutos del aladierno
y cubiertas de astros bañados en plata,
recorro tus ajadas sienes amada mía,
buscando liberarte de tu propio averno;
mis hombros tuyos siempre postigos
de momentos encausados al alba,
encontraras en mi alma para ti eterna calma,
Y a cualquier instante siempre contaras conmigo!
Comentarios1
Poeta, fue un placer leerte:un abrazo.
Kin honor para mi es tu mensaje
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