Por un punto y a parte se perdió el cuento,
y en un capítulo sin título perdí el aliento,
no terminé el libro, empecé uno nuevo,
tal vez por eso mis heridas siguen doliendo.
No cambio de página, la releo,
y busco un error ortográfico en mi sentimiento.
Tal vez me equivoque yo,
o tal vez siempre fue de uno lo que debe ser de dos.
Tal vez tenga miedos escondidos,
tal vez el lugar correcto se perdió por el camino,
tal vez mis labios no eran tu refugio,
o tal vez viste en mis ruinas algo turbio.
Mi argumento lo guardo en brazos heridos,
para saberlo abrázame por un infinito.
Duele seguir queriendo a quien un día te quiso,
o fingió quererte por moda del capitalismo.
Para tu estación solo fui un vagabundo,
para mi estación eras el arte puro.
A veces es cierto y se cruzan dos mundos,
colisionando en una atracción de lujo.
Mi química y tu física nos juntaron,
pero por muy buena portada, el libro salió malo.
La princesa se cansó de besar un sapo,
pero su mayor orgasmo sale de estos labios.
Nuestra lujuria dejó cenizas sueltas,
y una de las tuyas prendió fuego en otra tierra.
Bajo sábanas hago versos de secuelas;
no me curan las heridas, pero me liberan.
Que no lean entre líneas nuestra historia,
que al ver la portada la borren de la memoria.
Ojalá ser el único herido de guerra en tu “gloria”,
nadie se merece un infierno de llama crematoria.
La soledad se apoderó de mi dulce compañía
y ahora en ella reside mi armonía.
Toda gran lucha la afronto por el día,
en la noche me dedico a visitar tu vía.
Fuiste tren de mil vueltas y una ida
y mi estación cerró por aferrarse a tu vida.
Si el roce hace el cariño, ¿por qué tú mentías?
Tan pocas verdades para alguien que querías...
El año solo sumó daño a este niño,
añorando tu aroma perdí tu rojo hilo.
Me creí desahuciado de tu cariño,
pero a veces el regalo es ser despedido.
Mi latido perdió el vínculo con tu latido,
tal vez desconectaste el Bluetooth rítmico.
Ahora tengo lo psicológico partido,
siempre fue un riesgo no visto lo de salir contigo.
Una flor orbitó sobre tus ojos,
gracias a tu luz cálida vivía ella.
Una flor colisionó con tus labios,
la humedad de ellos la hacía lucir bella.
La flor secó por falta de ti, de mí,
de un cariño que fracasó en ser feliz.
La flor marchitó, aún no dejó de vivir,
pero sigue en manos de quien la hace sufrir.
Me arrodillaré frente a momentos íntimos,
para rezar, aún siendo ateo, por vivirlos.
El sentimiento es más fuerte compartido;
quién pudiera ser lavadora para centrifugar contigo...
Disney respiró aliviado tras vernos fracasar,
la competencia volvía a ser normal.
Si supieras cuánta gente nos vería...
Ahora nuestro libro es un recuerdo en mi librería.
- Autor: ~Séptimo Cielo~ (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de diciembre de 2020 a las 16:25
- Categoría: Triste
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: Original Oriflama Infinita, alicia perez hernandez
Comentarios1
Nuestra lujuria dejó cenizas sueltas,
y una de las tuyas prendió fuego en otra tierra.
Bajo sábanas hago versos de secuelas;
no me curan las heridas, pero me liberan.
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Simplemente maravillosos versos
se disfruta pasar a leer.
saludos, poeta
Muchísimas gracias por tu tiempo y tus palabras.
Todo un privilegio tu comentario.
Saludos. 💚.
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