Mi Dios me aceptó un pacto:
¡Moriré de un fulminante!
Y que ninguna otra enfermedad
que haga sufrir... me mate.
Él sabe que yo le adoro,
que amarle es mi mayor tesoro;
yo no le pido más,
ni muchos años, ni oro.
Tan solo que me conserve
siempre lúcida la mente,
y que pueda yo expresar
mis pensamientos libremente.
Que nunca me vea atado
a aparatos artificiales,
ni que para lo básico del vivir
requiera de otros mortales.
Jamás reclamaré a otro moribundo
sus órganos bien conservados,
me defenderé hasta morir
con los que mi Buen Dios me ha dado.
Y cuando mi Creador decida
que se ha cumplido mi plazo,
sin avisarme me propinará...
Su Divino Sablazo.
xE.C.
- Autor: Alberto Diago (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de diciembre de 2020 a las 04:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 142
- Usuarios favoritos de este poema: José López Moreno., Almohade, Classman, jose S.W., Jorge Horacio Richino, Willie Moreno, Sierdi, Freddy Kalvo, Violeta
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