Mira,
lo he pensado bien.
Te mando un beso con aquella claridad
que tienen los toreros esperando al toro
de rodillas.
En el guardarropa de mis labios
tengo perchas que cuelgan palabras para recibirte.
Siempre y cuando me embistas.
De los nudos de la capa
en su torcer torero
te dejo arenas y círculos,
y trajes de luces,
y habitaciones de espadas que tu quieras ocupar.
Y un entrar a matar
que será designio de tu fuerza.
Siempre y cuando me embistas.
Pero hazlo con los labios abiertos
y la intención perpetua de encornarme.
Rápida y súbita será la salida a hombros
de ese limite donde me llevas y
a la hebra de la espada donde te prometo
dar el ultimo relámpago del torero muriéndose.
Siempre y cuando me embistas.
Y si no lo haces, sobre este capote
de epidermis por tocarte
tendré copas de ti,
licores y aguas,
arenas circulares con espejos de tus ojos.
Siempre y cuando me embistas.
Y la música,
y los capotes de la despedida
tendrán empapadas salivas,
esenciales labios
que serán versos con punta,
estoques de tu deseo.
Siempre y cuando me embistas.
Y yo soñaré,
si me dejas, con una alcoba
de fiebres sonando sobre una tarde
que ni da las cinco ni nada.
Solamente da el deseo de esta extensión…
siempre y cuando me embistas
con tus ojos y con tu boca casi… casi abierta.
Siempre y cuando me embistas.
- Autor: susoermida ( Offline)
- Publicado: 30 de diciembre de 2020 a las 11:30
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
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