E=MC2

Todo lo que eres
está contenido
en el propio desarrollo
de la vida,
en el big bang.

No eres sólo la mujer
que cada día
le robas la iniciativa al alba
y preparas el café,
viste a los niños
y luego se marcha
al trabajo o al colegio.
No eres
sólo la cama,
el cuerpo
y el sexo,
ni la orilla
a la que se abrazan en las noches
miles de millones de hombres,
ni la adolescente
que cruza las piernas
y fuma
de manera desesperada,
ni la que abandona en un hospital
la brújula que durante nueve meses
cargó en el vientre,
ni la que no le queda otro remedio
que ofrecerse al turista o al patrón
por unos cuantos dólares
y algo de medicamento para su madre,
ni la que se marcha a cruzar fronteras
con la esperanza de salir adelante
y sacar del légamo a los suyos…
No,
porque hay magia
en cuanto tocas y haces,
porque eres la historia del fuego
y la de Troya,
eres Juana de Arco,
Frida Kahlo,
el ADN de lo extraordinario…
Eres todas esas cosas
y mucho más,
todos los adjetivos
que se me ocurren
y que no se me ocurren
en este instante
y que son sinónimos
de heroísmo y bondad.

Eres todo lo que se esconde
tras la más fina de las palabras
y que hemos intentado descifrar
durante miles de años;
eres lo que vive
dentro del huevo del orgullo
de cada hombre.

Eres la energía,
eres la masa,
eres
simplemente
la fabulosa ecuación
inventada por Albert Einstein.