Eunho
Era una mañana soleada, y llegué a casa después de una larga caminata, había una chica en mi entrada sentada en mi silla de playa, como había vegetación alrededor la sombra rozaba su bello rostro. Traía un short y podía ver sus piernas, estaba descalza.
Estaba dormida.
La desperté y ella me miró somnolienta, y ahora siempre que cierro los ojos pienso en ella, en sus tobillos.
En otra mañana ella volvió, me saludaba y quería leer los libros de mi estantería.
Le dije que sí.
La admiraba mucho, me quedaba en una esquina cuidando que no arruinara las hojas de los libros antiguos, podía ver como la luz de las grandes ventanas le daban vida a sus finos movimientos.
“¿Por qué me miras si no soy bonita?” Me dijo.
¿No era bonita?
Sus dedos, su manera de pasar página, sus pantalones arriba del tobillo, quería tomarlos y alcanzarla porque sentía que siempre estaba corriendo. Porque la sentía inalcanzable, pero ella no se sentía así.
Al día siguiente podía ver sus clavículas y solo las miré una vez, no quería que pensara que me gustaba verla, no quería que lo descubriera.
“Te quiero” se lo dije.
Pero recuerdo que no me escuchó, seguí mirando sus muñecas, sus tobillos y lo elegante en su trato con los libros, pero parecía que no podía leer ninguno.
¿Por qué no podía quererla?
Ella me miró una noche antes de irse.
“Supongo que jamás me miraras ¿Verdad?”
Sonreí.
¿Verte?
“Te veo”
Me gusta la forma en la que observas los libros viejos y ojeas todo a su alrededor, barres los rincones con tu mirada precoz, pero jamás se me ocurrió que pudieras verme a mí.
Eres una chica demasiado joven para mí, pero…
Si yo te vi y tú me viste ¿No es suficiente para enamorarnos?
“Eunho…”
- Autor: Tormenta52 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de enero de 2021 a las 02:23
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, kinux
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