Aún no me había ido y ya te echaba en falta.
Tu mirada pensativa que intentaba adivinar.
Tus silencios clamorosos despertados por un ¿ Qué ?
Tu cabeza reclinada sobre mi hombro o mi pecho, va diciendo no sé el qué.
Esos labios que buscaban los míos yo sabiendo para qué.
Tu piel a mi piel pegada, es tu nombre Salomé.
Comentarios2
Oh Salomé codiciada
tus labios silvestre miel ,
y mi alma tan enviciada
se vestía con tu piel..
Lindo escrito, que da para inspirarse. Saludos, abrazo y bendiciones
Gracias.
Me ha gustado mucho encontrar y leer la dedicatoria a la añorada Salomé.
SALUDOS
Gracias, es mutuo.
Merci y, buenos días.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.