Cuando camino entre las gradas,
no hay secuencia si siento tu calor,
con tu presencia a mi alrededor,
el tiempo da un paso en vez de dos.
Sin embargo, tu voz se desplaza,
y la esperanza se dislacha,
mi mente sucumbe en nostalgia,
y mi vida efímera se proclama.
¡Ay de mi mente y de mi alma!
pensando siempre en mi amada,
dulce ella y siempre tan pálida,
te alejas hoy y no soy nada.
Que cese la lluvia porque pierdo la calma,
es amargo el sabor que emana,
de un efímero corazón de lata,
que perdió ayer la mirada, el suspiro y la palabra.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.