… y. entonces me dijo:
¿tienes algo que contarme?.
Más, yo, le respondí:
pues, me he quedado sin palabras;
se me acercó.
Yo no podía reaccionar,
noté que la sangre se me helaba.
Sin mediar palabra, me besó,
mis manos alcanzaron su talle,
sus manos subieron hasta mi rostro,
me acarició,
tomé su cuerpo, con fuerza.
Por un momento creí estar soñando,
en lo alto del campanario de la Catedral;
una brisa fuerte y cálida,
envolvía mi cuerpo.
…me advirtió:
la próxima vez, serás más puntual.
Yo respondí:
es posible que no haya próxima vez,
tengo que irme para un largo viaje.
…¿me acompañas?...
Y me respondió:
¡espero hasta que vuelvas!…
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