Entiendo, que nos podemos considerar -en cierto modo- aves de paso, llenas de experiencias vividas y amores que en determinados días fueron nuestros, pero por diversas causas del destino terminamos perdiéndolos...
Rara vez, nos consideramos amantes o seductores en busca de su diosa, pues por regla general, siempre hemos terminado sucumbiendo a la influencia etérea del incienso.
En ciertos momentos, solemos llegar a la convicción, de haber sido hiedra adosada a la rústica pared, que se quedó solitaria.
Somos parecidos a esas aves de paso, que desean vivir en perfecta armonía, alentando la empatía con nuestros semejantes, en cambio la vida nos ofreció en gran medida sueños incumplidos...
Comentarios1
Precioso
GRACIAS AGORA
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