Padre he olvidado la sonrisa y el cariño
que guiaban mi vida con tu presencia
las oraciones que aprendí de tus mimos,
me reposan en lo profundo de un alma
ahora desterrada, no puedo limpiar mis llagas,
la pena ha consumido todas mis auroras,
muero de hambre, de sed y de frío
que nada de lo que fui, soy o tengo
llenan en parte mis profundos abismos
y me cuestiono cada segundo que respiro
por qué tuve que nacer o porque sigo vivo
me miro las manos vacías, siento mi corazón
adormecido, roto, desprovisto, castigado
fustigado cada noche por mi propio egoísmo
que ya no señalas mi camino, que la fé
que me alimentó cuando niño ha muerto
sin ataúd y sin acta de defunción
también para el cuerpo que habitó,
lamento haberme puesto a la deriva
cuando toda tenia aun, un poco de sentido,
Padre te digo, no entiendo, tu que eres luz
dame una pronta respuesta,
tú que eres amor entíbiame el sentimiento
que ya mi garganta no traga: ni más rabia,
ni más soledad, ni más demoramiento...
- Autor: Isel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de enero de 2021 a las 00:23
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 116
- Usuarios favoritos de este poema: Ingrid Zetterberg B.
Comentarios1
Lindo poema, Celis. A veces creemos que nuestra fe se ha dormido, que ya nuestras oraciones no son escuchadas por nuestro Padre celestial, pero eso no es verdad. La fe siempre vuelve a renacer cuando menos lo pensamos, y Dios siempre nos escucha por mucho que nos hayamos alejado. Volver a Él es la dicha, es la paz, y siempre será la esperanza en nuestras aflicciones. Un saludo cordial.
saludos nueva hermana-amiga
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