Doce años cumple Rita

Xabier Abando

 

Doce añitos cumple Rita,
conmigo siempre, a mi vera;
mi Rita es una bendita,
no podría ser más buena,
ni tampoco más bonita.

Buenos y malos momentos
jalonan nuestra experiencia
de alegrias y lamentos,
pero nuestra convivencia
da para estar muy contentos.

Pasamos juntos el duelo
por la ausencia de su dueña,
que, si la ve, es desde el cielo,
y el compartir nuestra pena
sirvió de mutuo consuelo.

Ahora mismo, en el trance
de esta epidemia maldita,
de aislamiento lacerante,
la compañía de Rita
resulta reconfortante.

Le han hecho mala faena
los genes; maldita herencia,
que a ser ciega la condena
y agrava su dependencia
limitándola, ¡qué pena!.

No puede ya disfrutar
corriendo tras la pelota,
de su aficion a jugar
a pararla y, tomen nota,
con la patita chutar,

postulándose a mascota
del Athletic Club glorioso,
de correr como una loca
y en un recorte gracioso,
a dos palmos de la boca

del colega que tras ella
la alcanzaba, darle plante,
en una exhibición bella,
que a la gente allá expectante
le hacía reír al verla.

Ya no es posible, asimismo,
llevarla a cada salida
de vinos con los amigos,
donde era bien recibida,
puesto que, ellos son testigos,

tras mi llegada con Rita,
al rato de saludar,
por su paciencia infinita
y su buen saber estar
pasaba ya inadvertida.

Yo tardaría en llegar
dos horas, antes un cuarto,
desde casa, al primer bar,
pues, pendiente del olfato,
no se deja ya llevar.

Es ciega, suerte maldita,
y se está haciendo mayor,
pero yo adoro a mi Rita,
que sigue siendo un amor
y, a más no poder, bonita,

© Xabier Abando, 28/01/2021

 

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