Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
Luz, sombra, silencio, es la hora!
Tristeza, alegría, despertad!
Yuvia, sequía, hágase la calma!
Hombres, deidades, oíd la palabra!
Que salga la sagrada, la nueva esperanza
resucitando la briyantez marchita
si la noche se termina en el día
y mi voz no se cansa de cantar a la vida!
El Sol no declinará jamás, se hará justicia
contra el imperio de la desdicha,
saldrá de su guarida secundado por su ejército,
que soy yo solo!
Es la hora de la espada, de la caída,
es la hora de la vida, acábense las lágrimas
y hágase la luz, alegría!
Y baile bajo la fría yuvia,
sombras entre la niebla, ajenas a la tristeza
todas, a coro, entonando el canto de guerra
a favor de la tierra, y del Amor que desteya
sobre sol, luna y estreyas!
Y destrúyase el dolor en yuvias!
Es verdad la beyeza, paciencia!
Todavía esperanza queda
para quienes aman, para quienes se entregan
en alma, y sin pedir nada,
para quienes hayan su fuerza en la debilidad
y luchan como titanes, como mártires caen
y se levantan, y se aferran a la esperanza,
y sufren, pero no se rinden ni ante el tiempo,
ni ante el miedo mortal, ni ante la soledad,
ni ante nada, pues son titanes, titanes!
Y tiemblan esos hombres crueles
que creen poseer el control de los débiles (los fuertes).
Frente al gran mar inmenso un pensamiento, una idea original, verde, eleva sus alas de aire leve, ateniéndose a la sabia libertad ateniense.
Crepitante arde siempre la verdad viviente, establecida al márgen de juicios ineficaces, como un fuego de amor inmortal. Lo saben los bosques, los árboles que sangran su savia antes de caer, y despues de volver a alzarse con la paz que los caracteriza, curando las humanas heridas impresas en la corteza de la tierra.
Natura, fuiste tristemente despreciada, maltratada por manos crueles, destructoras sombras te tiraron encima como cenizas, y sé que te duele la ausencia de un placer creciente, pero resistes, porque eres inteligente, y haces que germine la semiya, yergues el tayo quebrando la piedra dura si es necesario sublevarse ante la negrura oscura de la muerte superable.
Hoy amanece una Luna frágil, casi de piel, pero es entera de sangre, y fiel al corazón que rehaciéndose la reparte paciente hasta la mente de una manera impensable, y recreada es tu materia sensible, amante, cuando ves el agua deslizarse electrizante através del instante presente. Brotan bozos rojos en el cielo, ojos del color de la aurora suben a las nubes dulces, melosas, y cuatro labios se besan mientras se van los astros fuera, y el Sol entra sonriente cual infante fuerza en el agua que cae triunfante de las fuentes a flamantes raudales. Riman las aves sus trinos trivales, bien vienen voladores aromas suaves balanceando los bronceados brezales como brazos alegres, y el rocío acaricia la grama, que me agradece que pase pisándola sin mal en mis pies, posando mi alma descansada en una cama caliente, y más al yo yacer yeno de la luz refulgente que a la muerte esfuma entre la espuma crujiente, bajando para juntar la yuvia de ayer y yorar por última vez...
[((No existe la alegría en un universo muerto, solo quedó el polvo del dolor levitando despues del génesis, y se hizo el silencio con los restos de un amor ruidoso radiado por la rabia amarga de los cielos, todo vácuos, cuando como nada se creó la vejez, el abatimiento, la muerte, contra el sentimiento, para humiyar al ser dándole aburrimiento, para verlo sufriendo sin su sueño...
Cómo alegrar el pensamiento inclemente? Qué fórmula revierte el tiempo? Hay solución al mal de este corazón? Hay calma que alivie un poco la locura de la mente? No, nada, ni soledad... Pero a la sombra del eclipse solar se hizo el silencio, y nació la esperanza del humano yermo! Y luego yuvia, pronto fuego música, movimiento, antes de que todo vuelva a estarse quieto por un momento como el latido eterno que tengo y no retengo... Recogimiento, y la regia idea nacida de la vida? No, tampoco, nunca nada comienza ni termina, solo pasa que cierro mis ojos porque me niego a mirar más mentira..! Qué tal tú? Yo genial! Mi fuego, lo ves arder en mi mirada que a la tuya cae reflejada? Me sientes real, ser de magia, espejo donde mi materia se aligera? Cómo no va a temblar la tierra, y el mar devorar ciudades, hierros negros, piedras entumecidas?..
Imperdonablemente triste me hiciste, madre, maldita sea! Y querrán que crea en felicidades? Se van, pasajeras como naves que acabarán por naufragar bajo el mar de mis lágrimas... Por más que el Sol arda es incapaz de secar mi alma, no puede deshacerla, aunque se la encuentre aquí estancada, perdida en mitad de la selva, presa segura para garras y dientes de metal esmaltado... Se resquebraja el asfalto mientras ando parado sobre el pasado, y alta la cabeza cual la luz del alba esta postrera mañana, que cuadra ahora que justamente la esperaba juntando cuánto me queda de paciencia... Sé sí que la ciencia me tiene por inexplicable réplica a su pregunta sin sorpresas, y que la noche es aclarada al aparecer mi antorcha: amanece la Luna sola, gata a su bola cruza a la otra acera, ni un perro ladra, pero el zorro asoma siquiera su largo hocico, su pico de buitre entre las sombras increíbles, un cuervo níveo mora ahí también, y él me entiende! Mejor dejar correr a la gente hacia el acantilado, desatar al no manso rebaño, enredarme el cuerpo con el rabo de algún sospechoso diablo? O sabiamente trascender, hacer el bien? Todo a la vez, y de repente mi inminencia: esencia siempre infiel a la cruel naturaleza, se revela y dice: apura, ya es la hora de irnos. Una flor envuelve en pétalos amariyos el castiyo de marfil, el centro del mundo, la cumbre del monte olimpo donde Thor, conocido como el hijo del sin nombre, admira el briyo del martiyo destructor... Y cayendo está la noche, porque voy retirando velos, Isis, despierto así de aqueyos sueños grises, lastimeros, hecho de mí: el genio que a sí mismo se hizo posible, mediante silencio, sin casi existir, todo sintiendo mi delirio, es bueno! Y no lo escribo, se queda conmigo el infinito misterio... Amo tanto que ni el miedo, que ni esto es verdad, además no miento: mi total ignorancia inmortal me ha hecho, ebrio, más serio que el más malo, bicho raro, y riendo con desgarrador descaro y mi cara al descubierto, en mi voz ignotos versos emergiendo como mi imagen ante el espejo, mi doble, y noble justiciero, parecido a un jóven Jesucristo descolgado del viejo madero, o su cruz, yo mismo, Lucifer ferino... Inicio del tormento, Ragnarok cae del cielo abierto el portal, rocoso, mas no meteoro, yovizna de mi oro espiritual sobre la tierra yaciente a falta de agua fría... Felicidad, sí? Acaso algo? Unas partículas de alegría incendiaria, bautismal maná que sacie a tantas almas agonizantes? Miserable drama, humanidad, naturaleza urbana, pero igual en esencia plena de maldad; se agotará! Y las flores agostadas renacerán, se volverán a encarnar... Vuelan en soledad mis alas... Alguién creyó que cortándolas las matara... Quiso verme, entrar trás mi piel, quitarme la máscara, y nada había dentro, solo sueños, sueños y más sueños apilándose como papeles preparados para arder al fuego del Sol expuestos... Sigo entero, tranquila, en la cima del Everest, soy el emperador hiperbóreo, ángel mensajero, cuya luz es la verdad de la palabra hablada, claridad morena, un ala blanca, un ala negra, pájaro agorero de tormenta, consciencia de la tempestad eterna... Y se hizo el silencio! Voces, voces! No a susurros me refiero; te quieros en el viento, pero sinceros, ligeros cristalinos amuletos puestos en ambos platos de la balanza... Qué dirá Anubis ahora que el hilo de las parcas se desata de mi cueyo para siempre vivir beyo? Qué diría Zeus el traicionero? A cuál cancionero recurriría pues Orfeo? La serpiente emplumada viene a su tiempo, através de tierra y cielo, desde la altura de mis ojos mirando de arriba a abajo, y a los lados, y nada? Yo aquí sólo, nada más que mi sentimiento, un dolor ya predominante entre todo lo hueco... Y se hizo el silencio cuando habló el Diablo auténtico: Dionisio en su estado supremo, divino, ebrio y no de vino, drogado de ego... Y grita como un dragón bajo el manto de las olas: nacaradas escamas hacen vibrar los tímpanos de la diosa. Sabe que eya al ser ha sumido en sí mismo, se disculpa, pero da lo mismo, ya está: es distinto al ayer visto, y resalta la cresta dorada que parte el mar como la carne de un mártir, o sus lágrimas, las del errante que más ayá, sobre confines infértiles, vacíos horizontes y amazonías bucólicas cabalga buscando su prometida paz, para reposar! Y aún a un lado mi esposa robada? A qué fué mi vida pasada consagrada? Hayé la gloria en aqueya honorable bataya? No, nadie vino a celebrar, lo tomaron por tragedia ejemplar, mortificaron niños inocentes escritos con los años pasando por encima de mi antigüa lápida, mientras caía la grande Babilonia en manos de una soñadora prostituta que creía impartir justicia con mi fusta...como si le gustara matar, cuando, usando está mía alma cual espada de yamas...incineraba a los buenos, siempre desatentos, desarmados, sin suspicacias, y salpicados apenas por un poco de mi gracia...y luego se carcajeaba y repetían el eco las montañas este abacadabra...mañosa en palabras cargadas a tope con vanidades inventadas invocaba catastróficas desgracias......... Me paro y pienso en el tiempo: no es verdad, se equivoca otra vez el oráculo secular: se hizo el silencio completo, secretismo... Adivinanza: qué no digo, de quién me olvido al danzar impávido en desordenado equilibrio, sobre las sombras, interno en el abismo más negro: el azul cielo donde la luz integro para poder dormir tranquilo mil siglos por lo menos, impago el precio, asumido el exterminio primero, pero no el bíblico: el nombre de dios no puede ser contenido en sus versículos conclusos, obtusos, ningún hombre nunca lo supo, que cada uno anda liado en otros asuntos, y ninguno conoce siquiera el suyo, los ciega el orguyo, y donde hay luz, no ven el humo, no huelen sus narices el tufo cuando con pies de plomo fundido caminan sobre los túmulos de aqueyos que jamás se han ido a lejanas dimensiones, pues siguen vivos: todavía en el invierno se mantiene el crecimiento, y esas flores subieron cayendo porque creyeron que el fin de todo era el cielo, y es cierto, el amor reside solo inmerso afondo entre los fuegos del infierno...por eso cuando percibo dolor en el ambiente, me cierro, y sonriente me alegro: no he muerto... Y se hizo el silencio, el eterno misterio... Y el amor? Se habrá desecho, como polvo expuesto al viento de la noche? Acabará ahora el engaño? Por qué estoy siempre triste, quieres saberlo? No es difícil explicarlo, está muy claro un lado, el derecho, el izquierdo oscuro, y yo soy los dos juntos: un cuerpo jóven y sin daño, y un alma vieja...es eya la madre mente, me está soñando? O es al revés? "Be or not to be, that is the question", no me miréis a mí, lo escribió Shakespeare))]
- Autor: Original Oriflama Infinita ( Offline)
- Publicado: 1 de febrero de 2021 a las 01:18
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 46
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