A pesar del tiempo transcurrido, aún sigo recordando, aquel primer día que nos encontramos. Mi corazón de madera, floreció con un verde nuevo, y por mi sangre, corrió un escalofrío, que me dejó traspasado, en medio de la plaza del suspiro...
Reconozco, que estuve ebrio de cariño, y desnudo de conveniencias...¡como quijote con armadura de lirios!!.
Tu recuerdo, permanece latente tanto de día como de noche, y cuando el trigo le habla de amor a la noche cerrada, y a la sombra morena de los olivos...
¿Qué lluvia, que cariño loco, quiso transformarme en yedra, que crece pegada a tu grato recuerdo?.
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