Maldigo mis versos proféticos,
que son de mi los acechos;
He escrito como el mecías,
que en asenso amenaza
Sabía mi destino carbón,
En lo perdido de su mirada;
entendía su perversidad,
apagando mis velas internas
Tuve la razón de lo finito,
todo fue exterminado en mi;
Irrumpió mi alma al averno,
lo ignoré ya consumido
Ni una letra suya merecía,
era yo su alicaído pensamiento;
Ahora soy menos que nada,
todo el vestigio de su pasado
Perdí en mis llamas azules,
ganando la triste razón,
de ser menos que nadie,
en su eterna felicidad
Porqué yo tuve que caer,
si sólo era amor mi ofrenda;
Dios del polvo me castigaste,
del filo de tu indiferencia
Han pasado los siglos de mi,
con tu maldición y esencia;
Milenios de frío nocturno,
siendo desierto de tu corazón
El Universo olvidó que sentía,
cuando tú eras el dulce éter;
Eras tu mi infinito y el deseo,
lo único que me importaba
Tu hueco es mi hogar,
en el terno olvido;
eres mi recuerdo,
y alojado en mi estas
- Autor: Isaac Imos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de febrero de 2021 a las 05:13
- Comentario del autor sobre el poema: Siempre recuerdo al mismo tiempo que soy olvidado
- Categoría: Triste
- Lecturas: 58
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