Amanecer cuarenta

Amanecer cuarenta

Si, cuarenta dias ya sin ti en casa,
en mi espacio,
pero cuarenta dias,
más presente en mi vida.

Se truncaron muchos planes,
nuestra cena de Navidad,
repleta de quesos, jamones y vino,
quedó huérfana y pereció antes de nacer,
sobre la mesa lúgubre y aún sin decorar...

Sentí perderte,
me acongojé
y clamé a Dios en mi estilo,
con malas palabras y reproches,
no era justo que nos mandara esta prueba
precisamente para el cumpleaños de Jesús,
con que no nos invitaran hubiera sido suficiente.

Han sido cuarenta dias de angustia,
de desazón,
de querer tomarte de la mano y desaparecer,
de necesitar una mano amiga
que me ayude a levantar en las mañanas
o me de un golpe en la espalda
cuando algo sale bien,
pero sin ti, me siento inmensamente solo.

Cuarenta dias danzando en la cuerda floja,
con fe en un Dios,
que a veces se hace el sordo
y tengo que gritarle para que se acuerde,
lo que alguna vez prometió.

Cuarenta dias en que siento tus molestias,
tus dolores,
tus necesidades...
como mias;
me duele verte estremecer cuando aspiran tu traquea,
me frustro cuando siento que quieres hablar,
mirar o sentir y no lo logras.

Cuarenta dias entre el terror y la fuerza del amor,
que se volvió fuego en mi alma,
que me fortalece, no se como,
que no me deja fallarte,
que me atrae mágicamente a tu lecho,    como al de la más lujuriosa amante
y al verte allí,
exánime,
con la mirada perdida
y la vida en duda,
me lleno de ternura
y te digo al oido, cuanto te amo,
que no me importa nada mas, que tenerte,
que si quieres mi vida,
te la regalo,
pero que te levantes de allí,
que aún tenemos camino por recorrer,
presiento que lloras
y me siento estúpido
y solo se abrazarte,
con tus mangueras y adefesios,
que te conectan con los medicamentos
y el oxigeno que te da algo de bienestar.

Pero decidiste quedarte al lado de tu viejito
y gastaré hasta el último aliento de mi vida,
para que la tuya sea agradable, mi viejita.

Ron Alphonso
3 de febrero 2021