No soy escritor, no soy poeta, no soy pensador ni activista, no soy innovador, ni emprendedor ni un afamado inventor, No soy músico, ni cocinero, ni artista, ni atleta. No soy nada de ello. No estoy vivo. Vivo en el sueño del sujeto moderno. Confinado a mi jaulita de ideas pendejas de quién soy, de qué es el mundo, de qué es la sociedad y cuál es mi lugar en ella. La gente discute y se pelea sobre qué sistema económico debe imperar para que haya progreso sin destruirnos a nosotros y a la tierra, pero las ideas hegemónicas siguen siendo de occidente, sujetas al progreso como finalidad de nuestra existencia. Yo no progreso. Yo retrogreso, me retuerzo en mi ineptitud, en mi falta de productividad como última rebelión estúpida, pueril y anodina contra el sistema. No entregaré mi energía de vida a la perpetuación. Pero al rebelarme así, no hago nada de mi vida. NO nado con ella. Me pierdo aún más en el sueño narcisista de mi unicidad, la culminación perfecta de la subjetividad egocéntrica del antropoceno.
Como decía, no soy nada de eso, porque he decidido ser yo como movimiento negativo fuera de todo encasillamiento definitorio de mi esencia. Y al decir estas pelotudeces no soy nada. Y con la nada no nadeo, para parafrasear el intento Zen de un Heidegger perdido, sino me paralizo y comparto así la única sociabilidad que me permito, el parálisis colectivo frente al detrimento de la vida. La vida en nosotros como testigo de su destrucción. Inerte y satisfecho, contento de ser testigo de su propia destrucción, de haber nacido en estos tiempos de angustia para ver al mundo caer y quizás, al desplomarse las normas, convenciones y sanciones en el caos destructivo de los últimos días de este mundo tan viejo, vivir la fantasía del descontrol, de nuestra naturaleza más maligna y desplegar sobre los cuatro puntos cardinales una rabia contenida por tanto tiempo.
No soy lo que aparento. No soy normal. No soy anormal. Soy la culminación del deterioro de la vida en la estúpidez de la inactividad.
Comentarios1
Una declaración sincera,pero siempre hay que rescatar que el bien siempre será bienvenido y el mal no terminará progresando,pues no va hacia ninguna parte.Está bien que no creas ser poeta pero ya escribiendo y expresando tus sentimientos ya eres algo.Quizás un nihilista o posiblemente un nuevo gurú del imposibilitismo.Anda a saber tú.
Saludos
Boni
Muchas gracias por tus pensamientos bonifacio.
El poema data de abril 2020 y en su momento fue una confesión de una pesadumbre que me agobiaba. Pero como tu dices, el bien siempre será bienvenido y el amor, sea que sea la forma que ha tomado, es la fuerza eterna del crecimiento.
Ahora lo de poeta, quién sabrá, pero algo es más que nada.
Un abrazo sereno,
Felipe
Me parece bien Tayasal que confieses que este escrito o lo que sea no es tu momento presente por eso digo que el que escribe debe dejar su bitácora de viaje para así darse cuenta que todo es relativo en el tiempo como dijo Einstein.
Un abrazo fraterno
Boni
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