Te miro a bocajarro, como a una aparición
Diáfana y corpórea del vapor
De mi propia palabra.
Guardo bajo llave antifaces y espejismos
(Con vos chicotazos y carnavales a cara lavada).
Aterrizar no es aterrarse;
Habrá absoluciones huérfanas de crímenes.
Te peino mientras dormís en el ojo distraído
De tu propio huracán.
Sostener el trueno y cazar el relámpago,
Esta vez sin hacer guerra de la guerra,
Trastocándote en aguanive
El lento estertor del amor.
Las imágenes de tu cuerpo se deshacen
En caleidoscopios.
Una alarma pendenciera evoca
El límite del sendero que transito:
Palpo en tu espalda
La efigie de algún dios que ya no recuerdo.
La humedad nos enseña a ser livianos,
También la distancia, los trajines detrás del telón.
Abandonamos la nunca patria de las medias verdades
Para quizás reencontrarnos
En la simple materialidad de nuestros pies descalzos.
El deseo siempre peregrina.
Una constancia de deshielo va goteando
Las sílabas de este ritmo cardíaco.
Lo que se repite nunca es igual dos veces:
Te miro de reojo, te vas desvaneciendo.
Cuando caiga la tarde continuarás
Perpetuándote grave, dulcemente,
Y seré yo quien me habré derretido
En la luminosa parafina del placer.
- Autor: Necrofagotimes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de febrero de 2021 a las 13:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Classman
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