Neruda

Lucy Quaglia

Neruda estaba encantado
cuando escribía sus versos,
los escribía soñando,
los escritía sin miedo
de encontrar palabras sueltas
que dieran vida a su anhelo.

Quisiera seguir Neruda
cuando te escribo los míos
poner pasión en mis labios,
poner visión y delirio,
encanto de estar con vos,
con tu genio, tus suspiros.

Pero no soy ni Neruda,
ni siquiera un monaguillo
que lo siga desde lejos
con tanto desequilibrio
mientras pienso una razón
desde el fondo de mi abismo.

Sigo admirando a Neruda,
sus amores, sus poesías,
frondoso genio infinito,
pero me aferro a tu vida,
tus abrazos, tus caricias
mientras quieras mi cariño.



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