Sandra era de esa clase de mujer que no le importa nada como tan normal son las cosas, pero, nunca se imaginó que su vida tomaría un rumbo con una sola dirección y tan diferente y tan vilmente sorpresivamente y tan desgraciado. Ella Sandra, tenía un novio, el cual, le habló cosas lindas en el oído, desde amor y pasión y del sol y de las estrellas y de las nubes y de su suave piel. Y se llama Federico, y sí, que era tan rico, pero, en palabras y muy bonitas, se dedicó en cuerpo y alma, a amar a Sandra y en cuidarla. Era de esos muchachos medio loco por el amor. No se puede decir que era malo, sino que tenía algo muy escondido y tan oculto, como una vida sin ser transparente, se sabía que sonreía, pero, no era realmente feliz. Cuando en el combate de la vida se las vió de color negro, cuando su jefe lo obligó a trabajar en el extranjero, o sea, en Europa. Él, se negó, pues, tenía novia y compromiso, pero, yá en ese menester se creyó que era imposible negarse y negarle eso a su jefe. Su jefe le dió tres días para preparar sus cosas y arreglarlo todo, si yá su pasaje estaba listo para marcharse a Europa. Si su presencia era imprescindible allá en Europa. Cuando en el combate en decidir que el rumbo iba viento en popa, pues, su destino era clandestino y real, cuando en el suburbio autónomo de la verdad, su camino era tan oscuro como la misma noche, pero, él no les tenía miedo sino respeto, pero, no logra quedarse allí, sino que embarca hacia nuevos valimientos, a Europa. Le quedan tres días para decidir qué hacer con su novia si se la lleva o la deja y para siempre. Él, Federico, la amaba, y sí, que la amaba, porque la compromete en compromiso al otro día, y pide la mano de ella a su padre y se la lleva a Europa, con la vil mentira de que se casarán allá, prácticamente en Venecia. Ella, Sandra no sabe nada de nada, en qué estaba involucrado su novio y su jefe en un suburbio de clandestinaje y sin ser salvada por amor, y Sandra, cayó en las redes de la prostitucion por culpa de él. Si cuando en el viento cayó en su piel deseando tocar, pero, ni así pudo el viento. Cuando en el ámbito celeste del cielo azul, se cosechó una sola verdad, de que estaba en tierra ajena y que amar a Dios en tierra ajena le vá a ser cuesta arriba. Cuando yá no hubo tiempo ni amor, ni horas perceptibles sino indeleblemente muy imborrables. Cuando no hubo tiempo, no, y Sandra sola y en una pobre mala situación en Europa, exactamente en Venecia, y la llevó su amor. Y le dijo que allí se casarán, en Venecia, la dejó mucho tiempo sola, y ella se aburría de todo en Venecia. Cuando, de repente, salió una noche por el lugar donde se hospedaba, y conoció a un tipo que por suerte habla español, y le presentó a su amigo, pero, ése amigo era el amigo del novio de ella, cuando le dice que sí, la quería como prostituta esa noche. Era una vil trampa para ella, para vender su cuerpo, su amor, su dignidad y más su virtud. Cuando en el tiempo, sólo entre las horas inertes se avecina lo peor, ser prostituta en Venecia, para Sandra. Y Sandra sin saber nada ni tan siquiera imaginar lo que quería su amor. Y las mentiras crecieron como espuma y ella se las creía. Esa noche por ser la primera noche para ella, el amigo de ese supuesto conocido hombre que ella apenas conoció en la barra del hotel en que se hospedó, si sólo quiso ella salir de ese aburrimiento en ese hotel. Y cayó en la peor red del momento, en la prostitución y más en un lugar donde ella era ingenuamente perdida, en Venecia. Él, le continúa hablando en el oído palabras bonitas sin saber ni sospechar de que era eso lo que perfilaba para con ella un mal suceso de que se prostituyera en Venecia. Cuando en ese momento se adhirió un tormento a sus cortas pezuñas de mujer que después se convirtieron en garras salvajes, por la vida que tomó a vivir. Su ingenuidad de niña, la agarró la mala suerte, pues, la supremacía autónoma de la vida tomó por ese callejón, en el cual, sólo tenía dos caminos qué escoger trabajar como ser prostituta o morir bajo el mando del jefe de su novio o amor. Exactamente ella no sabía qué hacer, ni con la vida ni con su suerte ni con lo que le depara el destino y más el camino tan triste que tomó y sin saber. Juega un juego, en el cual, no sabía ni mucho menos conoce las reglas del juego. Sólo ella sabía de una cosa de que era una mujer indefensa y tan débil como el olor de la rosa, pero, se convierte con tanta fuerzas como las espinas era ella y que la rosa era la vida misma. Ella, Sandra, una mujer sola y en un país, el cual, ella no conoce. Se miró en el espejo, ¿y qué vió?, a una mujer con miedos, indefensa, con temores, y fríos sobre la piel, y con un derrumbe total entre sus piernas álgidas y más que eso débiles en caminar en un país tan extraño en Venecia. Y ser prostituta en Venecia no era la mejor opción para escoger entre lo absurdo del acometido de su amor. Ella, Sandra, sólo se atrevió a desafiar el destino y más el camino frío que la vida misma le impuso como lo fue implorar un no. No. No quería en ser prostituta, y más con la misma mala suerte que su madre que en el cielo está, se decía ella. Sandra, nombre de pila, que le puso su madre, por tanta sangre que derramó al parirla y más cuando se entregó al padre de la niña, un borracho y mal nacido, siendo vírgen, cuando la mala suerte le entregó el dolor de ser mujer sin el mismo debido protocolo de cualquier mujer a la hora de entregar su pureza y su virtud de mujer vírgen. Fue una muy mala pasada. Y ella, no quería correr con la misma mala suerte de su madre en el camino hacia la terrible prostitución. Cuando en el alma gritaba y se ahogaba más, pues, en el alma sólo tenía una luz compasiva, inerte, pero, igual de temerosa que ella misma, si era su alma gemela, cuando el frío le atrapó el alma y más que eso la vida misma. La destrucción total o parcial de su cuerpo y más de su alma, cayó en un abismo o un precipicio tan duro como es el mismo suelo por donde se pasea el hombre sin compasiones. Cuando en el arranque de la vida misma, ella, Sandra, cayó en una total redención, cuando su corazón y su cuerpo sólo ella sentía un dolor muy profundo desde muy adentro de su interior. Cuando en el frío se sintió lo suave de un ingrato porvenir, cuando en el desenlace o en el final de su corta vida, sólo vió el temor como una piedra en su camino, a la cual, con sus pies la pisó e hizo alfombra con ella. Sandra, sabía desde sus adentros a lo que iba esa noche de escándalo, cuando el amigo de su conocido, la tomó por el brazo muy fuerte y se la llevó del hotel sin su consentimiento ni mucho menos con su aceptación, y se preguntó ella, ¿será un secuestro?. Calló lo que calla una mujer cuando su vida revivió lo que jamás revive, cuando sus ilusiones cayeron al suelo, como hoja seca de otoño en el suelo por donde la misma lluvia cae del cielo y hace crecer a las flores más bellas, se dijo ella. Él, ése hombre que la tomó por la fuerza un joven atractivo, no menos de treinta años y con un olor muy agradable a perfumes, y delgado, sólo se dijo y se sintió que su cuerpo y su alma volaban y muy lejos, pero, llegar a vender su cuerpo y más a su sexo por dinero, pues, iba mucho camino. Cuando el joven se desnudó para tener aquello que se llama sexo, ella quedó atónita, estupefacta y malhumurada con tan situación. Ella cedió y se dejó llevar pon la seducción y por la manera en que él quería tener sexo con ella. Cuando yá en la cama se hizo, otra vez, mujer, ella tomó los pesos que él le pagó y se marchó de allí, en un taxi hacia su hotel. Cuando llegó al hotel vió al conocido aquél con su novio, se dió de cuenta de todo. Ella, yá sabía de todo, pues, una mujer sólo tiene dos cosas en su cabeza son el amor de la familia y por su trabajo. Cuando el sexo, no era primordial para ella, pero, era tan esencial como la misma comida. Cuando en el comercio de la prostitución estaba más alto el porcentaje en dinero a cuanto ganancias y eso le convenía, también, le decía su amor, mientras ella, enredada entre sollozos y en lágrimas en sus ojos cayó sorprendida y tan destructiva en la cama. Cuando en el alma, sólo en su alma vió una luz muy apagada y desolada y abatida y tan herida como con las espinas de una rosa, pero, su alma se derritió en el fogón como cuando se confecciona la comida. Ella Sandra, sólo se llevó una gran mala sorpresa, y era la vida de prostitución, la que nunca se imagina y más en vivir de ella. Y, ¿acepta el trato?, pues, no, no tenía escapatoria ni mucho menos salida. Cuando en el final de todo ella Sandra, crece como una leona y tan salvaje como la misma selva que la ayuda a escapar de las garras de la prostitución. Cuando en el suburbio de la vida, se dió como preámbulos desconciertos una sola cosa y fue el de tener que prostituirse y con gente que ni conocía el país ni su idioma. Ella Sandra, sólo creía en su natural osadía, en que saldría de allí y con vida, pero, quedó algo en que su vida está atrapada y más en algo que no podía soltar la soga ni ella misma. Accedió de tal manera en prostituirse, y en ser una más del aquel hotel en que viviría por siempre. Si Sandra, lleva en su vida la marca trascendental de una huella indeleble si su vida fue como por arte de magia una decepción y una desilusión. Cuando en el combate de la verdad se vió el cielo de gris tormenta. Cuando en el ánimo trascendental de la verdad se sintió como una triste tristeza en saber que la vida la lleva por donde más ella no quería. Cuando su alma la perdió sí, por jugar un juego y no saber las reglas de ese juego en que ella estaba acorralada como la hiena atrapa a su presa. Cuando ella Sandra se sintió decepcionada de ése amor que maldijo una y otra vez y que su vida, sólo le dió malos momentos y en aquellos instantes en que él le habló bajito al oído, sólo los trató de olvidar y dejar a un lado, cuando en el suburbio de lo real, de la verdad y de los que es trascendental, sólo se dió una forma de atraer el mal recuerdo entre su mente sino fue así. Cuando en el combate de todo, se dió lo más vertiginoso de todo, cuando en el tiempo, sólo en el tiempo, se dió como un momento en que llegó como tormenta en el cielo mismo. Cuando ella, Sandra, se fue de la vida misma, cuando por las noches dió su cuerpo y su sexo al mejor postor, cuando vendió aquello que se llama sexo. Cuando en el tiempo se dió como órbita lunar en que se perfiló como un torrente de desafíos inertes y más en la misma piel, llena de inconcluso tiempo, como que dejó muerta la vida misma y sin sentido. Y fue la prostituta en Venecia, cuando en el tiempo, sólo por las noches recordó a aquellas palabras que su amor le decía al oído. Cuando en el ámbito terrestre se dió lo que más se dió como lo que más se llenó en el amor entre ambos, pero, todo era una falsedad. Cuando en el alma, se dió lo más perfecto de haber amado a un hombre, el cual, se la llevó lejos de hasta su propia alma. Cuando en el combate de creer en el amor, se dió el más capricho inerte y fugaz, cuando en el alma se dió la más terrible y mala osadía de vender su cuerpo y más el indeseado sexo. Cuando en el amor puro y natural y tan original como el mismo latido del corazón no lo había hallado, aún ni todavía, se decía ella. Cuando en el alma se perdió como se pierde el ocaso en el atardecer y que llega la noche fría, otra vez. Y sin ceder un poco, ella se marchaba con quien le impusiera su amor, si uno, dos o tres hombres por las noches, y sin paga hacia ella. Ella, quedó abandonada a su suerte, herida y con un resentimiento impuro, como lo que ella hacía obligada. Cuando en el deseo inocuo, pero, tan dañino como el mismo tormento en que se avecinó cuando el mal desenlace se vió atormentado. Cuando en el mismo instante se vió marcado el rol de prostituta de la calle y de ese hotel en que ella se vende por un dinero, el cual, nunca vió en sus manos. Si la vida sólo le dió una mala jugada, con el mal final en que se avecina cuando en el corazón, sólo en el corazón llora como lloró la Magdalena siendo una seguidora del Cristo. Cuando su razón ganó una verdad, de que saldría de allí con toda razón, con el corazón y con la decencia, la cual, nunca se la entregó a nadie ni a ése amor perdido de Federico. Cuando en el combate de la verdad, se dió una sola osadía en ver el cielo como algo transparente en que se dió una mala jugada.
Continuará……………………………………………………………………………………………….
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de febrero de 2021 a las 00:04
- Comentario del autor sobre el poema: Sandra tuvo un amor de esos bonitos y que le hablaba muy bonito al oído, un día del pueblito en que vivían la lleva a Venecia con la idea de casarse y ahí es que empieza todo a Sandra la prostituye y ella crece como leona...y sale del mal trance vivido...y se venga de Federico…..Ésta novela emana de mi poema: Prostituta en Venecia.... Prostituta en Venecia Escuchaste las palabras de aquel hombre que amabas tanto con el corazón, y te llevo lejos de aquí creyendo en el. Cuando la realidad salió a flote, fue cuando no hubo tiempo de regreso hacia tu verdadera existencia, el engaño duró poco y la mentira fue creciendo aún mas, uno, dos o tres hombres por las noches fue la decisión de tu amor, y tu orgullo se quedó en el aire cuando sin saber ya no eras la dulce muchachita que un día llego a amar de verdad, tu fuerza por luchar dia a dia aumento, tu espíritu se desvaneció durante las noches, y tu alma la perdiste por jugar un juego y no saber las reglas, y padeciste por acrecer la valentía y arrojaste la intolerancia a un lado, tu mundo se convirtió pequeño y tu creciste como leona que defiende su cria, te robaron hasta el mal vivir, pero tu continuas viviendo y teniendo vida para dar, hasta que la paciencia se torne oscura y pesada, y te puedas levantar y decir yo soy esa mujer, esa mujer que ustedes despojan sus ropas por costumbre, por ese sentimiento de que aquí yo soy el hombre, y que no pueda gritar y expresar mi dolor ni sufrir, y siempre estar atenida al capricho exótico del machismo, pues si yo soy ésa mujer, que todos desean y que algunos rechazan, yo soy ésa mujer, y por ser mujer es que estoy aquí y me iré no como llegué sino que llevo dentro de mi un ser más vanidoso y con más decencia. Mi 8va novela corta del año 2021...
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 34
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