POEMA 22

danik bravo

Cuando mis ojos vieron tu sonrisa
estaban paralizados por tan bello esplendor;
hubiera querido que no te fueras de prisa,
miraría esa sonrisa con gran amor.

Cada vez que el viento sopla tu nombre
enternece mi débil corazón.
He intentado controlar la pesadumbre
murmurando a ciegas un te quiero en mi imaginación.

Culpable de endulzar mi alma,
elogiando hasta mi pésimo andar,
haciendo de mis días un mar de calma,
magnífico hombre, ¡claro que te voy a extrañar!

Cuando la catástrofe por fin cese,
estaremos juntos de nuevo,
hallaremos el camino que nos lleve
millones años fuera del mundo malevo.

CEHM

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