Ciertamente al borde del polvo como olvido mismo,
cubierto de capa negligente,
un antiguo estólido le sometió sin semilla de retribución,
fiel contestataria dulzura,
aún vertiginoso luce su andar,
el suave viento enamorando la brisa,
sabe afanarse veloz para trasladar dos humanos,
coraza de inclemencias, temporal, lluvia y viento,
de asfalto blanqueado de día harto caluroso,
y de paisaje verde como vida surgida desde los encantos de un asteroide,
o la tarde en la montaña, a pie templado, misterioso destino,
y los golpes oleados, donde duermen exhaustos macho y hembra.
Su viejo ronronear requiere la atención de tal galope,
y embellecerse tanto a su encuentro con los aires,
a la temperatura ignífuga de los remansos carboníferos.
Y si le es posible, una tecnológica mano,
que le acerque a la juventud nuevamente,
Y más incluso, el esperado brillo de moneda, Júpiter brillante,
y silencioso ronronear.
Pero más que todo,
es la prueba, el mensaje positivo y esperanzador,
como grito de dolor y auxilio,
o de aferrarse al ideal hermoso,
el canto de los componentes,
su salud sobre la vía.
También significa huesos de Ezequiel,
también recuperar el camino desviado,
transformación en un plazo aferrado contra la muerte,
un mal viaje insano, alegre en tumbarse sobre el pasto,
conociendo las estrellas,
ver con optimismo el anhelo vació o una fortuna.
- Autor: Jesús Oscar Ugalde ( Offline)
- Publicado: 2 de marzo de 2021 a las 16:35
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 30
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