No se detiene
el tren, pasa volando,
sin darte cuenta.
Así es el tiempo,
pasando ante nosotros,
igual que el tren.
Aunque otros digan
que el tren somos los hombres
en esta vida.
El tren, aparte
del tiempo y de los hombres,
sigue su ruta.
Sus ventanillas,
dormidas, soñolientas,
siguen cerradas.
Pienso en las almas,
cerradas a la vida
y a los demás.
Aquellos trenes
llevaban pasajeros
y mercancías.
Hoy las personas
se escudan y disculpan
en las limosnas.
Y a todo esto,
la vida continúa,
y sigue el tren.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/10/20
Todos tenemos en la retina la imagen de aquellos trenes con su locomotora y vagones que pasaban majestuosos por las llanuras y campiñas castellanas. Aquellas chimeneas que lanzaban columnas de humo de un carbón quemado como combustible que hacía mover aquel inmenso animal de hierro. Pero también recordamos la similitud de su avance con la vida de los hombres, con esas estaciones que pasan y están vacías, tantas veces, y con las miradas y pañuelos que salían a saludar y despedían, a unos ojos invisibles, en las novelas...
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2021 a las 08:11
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 74
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Vogelfrei, Augusto Fleid, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios2
Muy bueno!
Tuve la suerte de viajar en ellos.
Hermoso recuerdo de antaño.
Gracias.
Un abrazo.
Luis.
Gracias Lualpri.
Un abrazo.
Bella balada la cual sus palabras describen
Gracias Augusto.
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