Eres, lo que nunca debí ver, más si no te habría visto no tuviera de ti este bello recuerdo, ni estas ansias locas de volverte a ver
Eres, la mano que no debí tocar, el suelo que no debí pisar y la flor que jamás debí cortar, perdón, perdóname tu mi bello pecado
Eres, la miel de lo amargo, la luz de este ciego, la bendición de una gota de agua, que da vida a mi corazón desierto
Bello encanto, hoy, no sé qué será de ti ni tampoco se, si te atreverás a besar y a mirar de frente a quien prometiste amar y respetar todos los días de tu vida
En tus labios conocí los pétalos de la vida y sus espinas el día de tu adiós, te extraño bella paloma tanto que has teñido mi cielo de gris
Cuando en soledad tomo un café, respiro en el, aquel primer beso y sabiendo que no vendrás bajo la mirada al sentir nuestro amor a destiempo
Contigo, no vi pasar los días, solo supe de la noche cuando los pajarillos trinaban y trinaban hasta que cansados de amar me dabas la espalda para que yo te abrazara mientras tú acariciabas mi pierna
Como olvidar esas noches si aún conservo entre mis manos el aroma de tu piel y aquellas lágrimas de sinceridad al decirme gracias, gracias por estar conmigo
Hasta aquella noche qué decidiste volver con aquel que un día te abandono, llevando entre tu vientre el fruto de aquel amor prohibido
Sabes, hoy sé que por las tardes cuando llega del trabajo te lleva flores arrepentido por haberte abandonado un día
Tú, sin atreverte a mirarlo de frente vuelves a recordar en esas rosas nuestro amor frustrado
Cuando acaricia tu vientre sin darse cuenta, parte tu corazón en dos al hacerte comprender que él es culpable de nuestro amor a destiempo
De nuestro encuentro, y adiós.
- Autor: Jose Raul Morales (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de marzo de 2021 a las 13:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 77
- Usuarios favoritos de este poema: LGLG, Vogelfrei, Karerina Liz
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