Provoqué una acción, que para ella, fue un desacierto.
No siendo adulador, Le lancé, un lisonjero beso.
La reacción fue inmediata y contundente.
Fue una estampida de sus dedos, en mi frente.
Como caballero que soy. Le ofrecí mis disculpas.
Aunque en mi ser abatido, no aceptando la culpa.
La dama se confabula, con la ley de la inercia.
Al no detenerla, la muy inmadura, camina como necia.
Ya no habrá, elogios para ella, a ningún costo.
Su cabello como hiedra, cubrió con desaire, su rostro.
Su corazón de piedra, me negó... la delicia de su mosto.
- Autor: Sierdi (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de marzo de 2021 a las 02:56
- Categoría: Triste
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: Classman, Vogelfrei, Lualpri, Jorge Horacio Richino, Willie Moreno, alicia perez hernandez
Comentarios4
Soldado caído en la trinchera,
pensando encontrar ese tesoro:
linda perla dentro de la almeja
que ante mí utilizó su cerrojo...
Muy bueno Sierdi, saludos y un abrazo.
Ya no habrá, elogios para ella porque ahora serán para el amor.
Qué gusto leerte.
Saludos fraternos Sierdi.
Gratos versos, muy verídico, y sobre todo para aquellas mujeres que altivas reaccionan así, sin brindar el beneficio de la duda. Un abrazo y agradable lectura.
Ya no habrá, elogios para ella, a ningún costo.
Su cabello como hiedra, cubrió con desaire, su rostro.
Su corazón de piedra, me negó... la delicia de su mosto.
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Delicia de vino enfrascado en un corazón de piedra sin dejar latidos de amor, un desacierto sin disculpas donde se confabula la inmadurez y lo necio donde el desaire cubrió lo que se había logrado.... y cual estatua de piedra en vez de sal que su forma deshiciera se borró la disculpa igual que el beso.
Saludos y abrazos poeta por el gusto de leer bella poesía.
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