Como soplo acezar es su llegada
después de gélidas noches desamparada,
no viene a salvarme,
pero me ha rescatado de arrecirme
en mi penitente alvéolo,
cimentado con el agobio del pasado.
Llegó para magrear mi cuerpo,
pero ha logrado halagar mi alma
y me he extraviado.
Sin mesura y con galantería,
atiza el fuego en mis orillas,
calcina mis líneas, avergüenza mis días.
Insondable es el silencio,
consecuencia de su partida;
alienta mi agonía, retiene mi vida.
Comentarios1
Muchas gracias por su aporte, estimada poeta.
Bienvenida!
Muchas gracias!, especialmente por lo de "poeta".
Para mi lo es!
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