Escucha, escucha
hay una voz que no suena,
una fusión de ecos,
un negror de fusil y balanza,
una lágrima que sufre
sus hijos muertos o desangrados,
en mitad de las carreteras,
o en el silencio, en las aldeas
devastadas. Con sus dientes,
con sus mandíbulas,
con sus crujientes lenguas, como
permanece muda. Escuchad,
escucha, la sangre acartonada,
padeciendo como nunca, hasta
ascender a los labios, y salir expelida,
como una noche que se escapa del cuerpo.
En la negrura del tiempo, en los minerales
dispuestos, en las simas o en los vertederos,
crecen esas voces, llenas de costuras y ojos.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 15 de marzo de 2021 a las 02:53
- Comentario del autor sobre el poema: Me provoca una gran pena lo que ocurre en muchos países cercanos por lenguaje y cultura al mío, que también se las trae. En este caso, hablo de una noticia triste y luctuosa. Un abrazo y gracias por sus lecturas, para todos.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 43
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Jorge Horacio Richino, Augusto Fleid
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