Cuerpo muerto

Jesús Oscar Ugalde

Una rolliza entre muesca y muesca,
comió todos sus órganos, menos uno,
le permitió conciencia de ser viviente y pensante,
de su roer, que fue destrozando irrevocable el
símbolo de las crepitaciones.

Y era un cadáver como de coraza de coleóptero,
pero viviendo duelos en su cuerpo.

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