Cuento - Dios protege a los pendejos.

Diccionario Poetico - Sinergia Literaria

 

 

Cuento - Dios protege a los pendejos.

 

Se refiere esta historia de un par que no podríamos llamar “amigos”, al contrario, del contraste era digno ejemplo, a las singulares aventuras aunadas a las desventuras, para el uno y el otro, las que ocurrieron en exceso.

La mata del engaño, la mentira y la pereza eran las características del primero, al que todos en el pueblo conocían por “don Enredos”. Al segundo le brotaban por los poros la candidez de pazguato, de papanatas y crédulo que todos le llamaban “don Pendejo”.

Intentó don Pendejo hacer un viaje y don Enredos de marrullero, le propuso como ruta un camino que para sus adentros sabía estaba colmado de peligros y sitios propicios para las emboscadas, pues era el que utilizaba en sus asaltos maquinados para los extraños que visitaban el pueblo.

Menos mal que doña Diligencia, apareció como hada protectora al iniciar su recorrido y le indicó y convenció, nada le costó en cuanto a usar argumentos valederos para un cambio hacia un mejor y seguro derrotero. Ese día se quedó alborotado y enmascarado don Enredos, esperando a su víctima a la vera del solitario camino, que casi lo mata el desespero.

No veía don Enredos la oportunidad de poder embaucar a don Pendejo y otro día le invitó a probar su suerte en los juegos. Para ello lo conminó y convidó a un casino donde frecuentaba y donde como payaso actuaba su socio, dueño del local, de malas artes con sombrero de copa y falsos conejos. Ese día le sonrió al Pendejo la doña Fortuna y a la ruleta se le averió y desconectó el tramposo y oculto aparejo, lo cierto del caso es que la supuesta víctima a desplumar, ese día multiplicó con creces, casi en un mil por ciento, su capital.

Un penúltimo ardid quiso poner a andar, o más bien a zarpar el obcecado Enredos. Le propuso venderle la Vela de Coro que serviría a don Pendejo como una valiosa adquisición para hacerse a la mar, y navegar bien lejos… Y en esta ocasión lo salvó de ser sujeto de tan colosal estafa, su creencia en mitologías de sirenas y monstruos marinos de los cuales había leído en la Odisea y de los cuales sentía pánico y mucho respeto.

Una y otra vez buscaba afanosamente don Enredos hacer caer en su plan perverso a don Pendejo y en sus infructuosos intentos, buscó venderle ahora como fraudulento invento un enorme monumento que argumentó era herencia de sus tatarabuelos. Se trataba de la virgen de la Paz, ubicada en Trujillo, y de tal evento, ahora fue doña Justicia quien le iluminó con sus sabios reflejos, y una vez que el incauto accedió, procedió a cancelarle con el dinero obtenido del azar en los juegos. Para suerte de don Pendejo y desgracia de don Enredos, mucho de ese dinero era un alijo de billetes falsificados que llevaron tras las rejas al marrullero y bien librado de cometer el potencial delito de estafa al cándido Pendejo.

Fueron muchas las trampas en que el pérfido de don Enredos quiso hacer caer como víctima al Pendejo, sin embargo, como dice el refrán: “Las trampas siempre salen, quedando el tramposo al descubierto” y en nuestro cuento convicto y preso.

Moraleja: Dice un adagio que “A ningún hombre justo le falta Dios” y que “La mentira tiene patas tan cortas que por mucha ventaja que tome, siempre y en poco tiempo la alcanza la verdad para desenmascararla”.

 

Hermes Varillas Labrador

#FormandoCiudadanía & #ElArcoIrisDeLosNiños

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