Qué bueno que te fuiste.
Doliste menos, casi nada.
No te diré que sentí satisfacción
cuando mis ojos te disiparon entre la multitud
o cuando lanzaste el último misil de tus lágrimas.
Pero, qué bueno que te fuiste.
En un rincón de la cálida habitación que ya no te extraña.
yacen los recuerdos y esos pensamientos noctámbulos que me atormentaban.
No diré que disparé risas y sonrisas
cuando extendí mi brazo y noté el gran espacio en la cama.
Pero, qué bueno que te fuiste.
Mis pies entrenados para seguirte
después de nuestros gritos sin causa,
se congelaron cuando te fuiste,
por quinta vez esta semana.
No diré que fue justa la despedida ni grata la partida, pero, qué bueno que te fuiste.
Bajé la cabeza nuevamente,
ya no esperé a que tus timadoras manos las levantaran.
No diré que sentí miedo al mirar tus ojos y de volver a perderme en tu mortal mirada.
Qué bueno que te fuiste, amor.
Ahora me costará tres noches menos para olvidarte.
Si mencionase alguna vez tu nombre
será porque fallaron mis cálculos
y necesité una noche más para recordarte.
- Autor: Karen Vega ( Offline)
- Publicado: 23 de marzo de 2021 a las 04:12
- Comentario del autor sobre el poema: Fue difícil verte partir, he de admitir. Pero qué bueno que ya no estés.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
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