El mundo de los rubios se ve distinto, en otros tonos radiantes y finos, elegantes y cero mezquinos.
Desde el reflejo de sus ojos se ve la diferencia, un poco de apreciación y caes en la belleza, la obsesión, te caes en unas ganas terribles de poder teñirte de esos tonos para cambiar tu gris color.
Ojalá y sea cierto que la vida es una rueda, que los colores cambian aunque no parezcan y que el tiempo me permita a mi y algún otro por ahí mirar el mundo de los rubios, el radiante sol y no ser tan gris.
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