Por la dársena del puerto de Cartagena
hace su entrada un crucero Danés.
Maniobra tranquilamente, muy despacio,
como si no quisiera amarrar en tierra.
Llagaba amarrado al remolcador,
como si no quisiera aparecer
por la bocana del fondeadero,
cohibido de su aparición ante la espera.
Ya amarrado, comienza el desfile,
de pasajeros inquietos, expectantes,
deseosos de conocer, de compartir,
con sus cámaras hambrientas de fotos.
Entre la multitud, aparece ella, fugaz,
casi irreconocible al contraluz,
pero no para mí, anhelo su llegada,
espero con impaciencia, ¡ya está aquí!
Es, Bernadette, mi esperada amiga
mi solitaria musa visceral y solitaria
en otro tiempo amada y odiada
en la encrucijada del amor perverso.
Desde hace tiempo, el silencio,
la reflexión, la madurez, ha cambiado
nuestras personas, nuestras ideas, y
hoy, ya curados del torbellino de celos.
Nuestras miradas se enfrentan
nuestros deseos emanan
la brisa marina contagia
el salobre imán de la imaginación.
Nos fundimos en un enérgico abrazo,
un beso apasionante, ausentes,
de los empujones de la gente
que obstaculizamos sin sentido.
No pronunciamos palabra, fuerza bruta,
en nuestros cuerpos unidos, por la distancia,
por la ausencia, por impaciencia,
por la furia de nuestro renovado amor…
- Autor: Leoness (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de marzo de 2021 a las 10:47
- Categoría: Amor
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: Martha patricia B, Augusto Fleid
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