Aquella Cruz que Me Abraza

Juan David Barón Bernal

Me tienes amarrado a tu balso, y mi boca en tu boca crea un lenguaje poco imaginado, parece que los siglos pasados me llevaran acuesta aquella cruz que me abraza, no te conocía, pero estabas predestinada a conjugarte en mí, te recorro como ríos vírgenes que no paran de germinar, me sorprende que más allá de tus montañas hay un paisaje más, no puedo saciarme de ti, te camino y entre la tierra húmeda se pierden las huellas de un pasado turbulento, secas mis pasos y creamos un camino nuevo en donde no hay marcha atrás para poder encontrar el paraíso.

 

Te postras en mí, ruges y te haces dueña de mis palabras, en el silencio te escuchas dominante y dejo que me conquistes cada parte sin oponer resistencia, tu esencia permea en mientras me hago un volcán en erupción, ya no hay devenir ni tiempo, solo fluimos los dos creando un nuevo mundo a nuestro alrededor, me recojo en ti a pesar de la tormenta y tus piernas me abrazan hacia el abismo al que me dejo caer.

 

Estoy en el limbo de tu cuerpo, navego entre el cielo y no puedo pisar la tierra, la humedad pesa sobre mi espalda mientras me hago lluvia en tu selva, al final corro en ti como un río que busca su cauce, pero su destino siempre es el mismo mar, el de la sal que te baña y pesa sobre mis brazos, me hundo en ti a pesar de la marea y tu sonrisa final es el atardecer del paisaje de una noche que quizá nunca vaya a terminar.

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