Escuchad el cielo y el murmullo de mi voz en las estrellas
surtid efecto de abril,
en los montes americanos septentrionales
de la nieve azul y nubosa,
una colonial construcción de encanto arcaico,
hasta una piedra tallada con dos culpables acusándose mutuamente: La lluvia
versus los siglos.
Lejos de aquí
tal vez de caminata armonizada, rondilla matinal, en carruaje
antiguo, qué sé yo.
¿Por qué no? si tu talle abrazaría, acostumbrado,
o quizá violentaría la claridad,
con solo asir una señal,
como afortunado sugerente
de norte a sur,
en uno y otro es imperativo sino o acaso pertinencia.
Escuchad lo nunca escuchado… por ahora
¿Por qué no decirlo?
Si es cogollo de mi expectación
por una simple caravana de músicos un octubre…
tanto velo de pétalos dispersos y airosos,
ósculos o el propio templo, ¡oh!
arrobamiento ostentar,
un diciembre oscilar entronizado
y las campanadas en sus golpeteos, sonidos recurrentes.
Otro mes
un campo o unos ríos, con pulpa y dulce,
como vid a la espera del tonel,
añorando ser maduro vino
(alza la copa y brinda)
Lejos del poluto aire,
descansando en ritualizado plasma y humo leñoso de una fogata campirana,
como la pintura celeste y sus cantos estelares,
y el gélido nocturno invadido por nosotros y la llama,
a partir de hoy o de mañana, cualquier tiempo, sea cual fuere y
como fuere,
desistid de lo esposado de la monotonía,
es una naciente sonata, acaso inconcreta
levantándose en paciencia
Emplazando o no sé
¿Atisbas algún percance, en instantáneos ojos reflejados?
sentidlo, percibidlo, entrad
más aún, superada la puerta,
persiste, brisa amable anhelo mío,
tus palmos cultivan día con día.
El cuadro de puntos y polvos, brillos de Tulum
en osada huida: marchemos,
la carretera quintanarroense nocturna espera,
callada piedra negra,
plantas difuminadas en los paisajes,
ambos reunidos, alcanzados por luces lejanas.
Ya después
en los arroyos de Perote,
en planicie, cruz verdadera, calor,
o el nevoso monte.
Más aún, en otra ocasión
zarpa en manto veraniego y lacustre,
tal vez destinar,
tal vez, solo tal vez,
como diría la dulce gota de rocío penetrando el cactus,
porque de a poco me volví inerme tentado,
como encantando delirios...
más aún en otro instante,
más aún en otro instante,
donde no conoces y yo tampoco.
- Autor: Jesús Oscar Ugalde ( Offline)
- Publicado: 7 de abril de 2021 a las 12:29
- Comentario del autor sobre el poema: Con ella he viajado, conocido tanto. Ya llevamos cinco años, y hemos estado en Guerrero, Morelos, Veracruz, Querétaro, Oaxaca, San Luis, Jalisco... y lo que falta.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 19
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