**~Novela Corta - El Misterio en la Calle sin Salida - Parte II~**

Zoraya M. Rodríguez

Y bajó el telón rojo deseando quedar Miyú-ú en el mismo instante en que se abre el telón rojo, y volver actuar en la misma forma y volver a sentir a su público aplaudir lo que con tanto y con mucho ahínco fue sentir ese calor de su gente, cuando en el suburbio de lo autónomo se creó como el saber de un nuevo rumbo, de una sola dirección, y de un sólo corazón cuando su fortuna era y es y fue la actuación, cuando en el infortunio de la vida bajó el telón sí. Cuando en el momento se dió la fuerza más débil de saber que el deseo se fugó al bajar el telón rojo. Y destruyendo el acometido se vió forzada en saber que su manera de actuar se vió no tan fingida, sino que fue una actuación casi tan real como la verdad. Si Miyú-ú, ella sí, se electrizó su forma de ver la vida y de actuar con la razón viva y tenue de una sola luz en su pobre alma, pues, estaba en la penuria soslayando por esa triste demanda de Pedro el productor de la obra “Sin Manchas”. Ella, fue demanda por hacer un buen uso de la palabra y de la política actual de la obra “Sin Manchas”. Cuando, de repente, se vió inalterado el cruel desenlace, el cruel corazón debatido entre la verdad y la mentira y se dió la forma de perder el fin. Cuando Miyú-ú, agarra la vida y más que eso a su propio coraje en el mismo corazón. Y quiso frenar la demanda sucumbiendo en un trance tan diligente entre ambas partes, quedando a favor de ambas partes, si era una demanda millonaria, pues, la obra tenía sus altas y no sus bajas. Había cosechado bastante valor en taquillas, como en promoción y en mercadotecnia y había obtenido buenos y altos ingresos en vez de un bajo ingreso. Cuando en el reloj de la verdad, sólo irrumpió en un mal deseo de haber vivido en el tiempo si sólo en el tiempo soslayó de sombras y de penumbras la actuación real de su propia vida. Cuando en el tiempo, sólo en el tiempo, sólo en el ocaso frío se dió como órbita atrapando el desastre de ver el cielo de gris cuando le cayó la bomba de esa cruel, pero, verdadera demanda. Y fue a juicio en la primera sesión en el tribunal en contra de la demanda que ella Miyú-ú, llevaba por haber cometido infracción en las políticas laborables de dicha obra llamada “Sin Manchas”. Cuando corrió a ver el reloj yá era demasiado tarde, aunque nunca es tarde para comenzar, la obra yá había comenzado a salir bajo el telón rojo. Cuando ella, Miyú-ú, llevó a toda prisa su automóvil para llegar propiamente y justamente puntual a la hora de servicio cuando ella, sólo ella, Miyú-ú, sólo ella, pretendía salir en la obra “Sin Manchas”. Cuando en el invierno seco se abrió el deseo de ver el cielo nevando, pero, más cayó el sol a deshacer la poca nieve que se suponía que cayera. En el teatro japonés y latino cerca de la residencia de Miyú-ú, se encuentra el teatro llamado “Akiko”, “luz brillante”, que pretendía en ser la luz universal del cielo, cuando la estrella de la actuación era y es Miyú-ú. Cuando en el sol sólo, y en el ocaso yá se iba por donde se vá el sol en el otero, cuando en el triunfo de lo acometido, se identificó la forma de ver el cielo de magia y de mágica visión, cuando ocurrió el desastre de ver la luz nuevamente en el cielo como si fuera la estrella universal de todo un cielo mágico. Cuando se logró ver el cielo de mágicos recelos, cuando en el instante calló como calla la rosa en ofrecer todo su aroma como ella nada más que ella lo sabía hacer. Cuando en el combate de creer en el desierto mágico se abrió el deceso en poder creer en el amor a toda costa de su esencia y de su presente presencia en las tablas latinas o en el teatro “Akiko”. Si Miyú-ú, crecía mientras su vida se daba lo mejor posible en crear lo que más se daba en el paraíso en detestar lo que acontece en la manera de ver el cielo de gris tormenta, cuando llegó a tiempo para salir en la obra llamada “Sin Manchas”. Tomó su vestuario y se maquilló a lo ligero, pero, muy contundente y eficaz en la manera de su personaje dando énfasis al trayecto del camino que ella perseguía con su actuación entre las tablas latinas. Si ella Miyú-ú, creció como toda una hiena, como siempre quiso ella, pues, su forma y fortalezas le dió de qué comer y con qué alimentarse, pues, era su labor la que con mucho ímpetu crecía como actriz y en las tablas lastinas en latinoamérica. Dejando saber que en Miyú-ú, que el destino y que el camino se abría como la brisa en su piel, pues, el frío invernal crecía de vez en cuando en el evento de la gracia se tornó desesperadamente inconcluso. Cuando su esencia y su presencia la llevó lejos en saber que el destino fuera como el torrente de un sin sabor, que se dió cuando llegó a las tablas a presenciar lo que aconteció cuando se dió como una eterna salvación en creer en la buena insistencia en saber que el desierto cumplió con lo prometido, cuando en el desierto mágico de la verdad creció su personaje en la actuación efímera y de primera actriz entre las tablas latinas en “Akiko”, el teatro de “luz brillante”, cuando se crece el deseo y más la verdad y tan incierta de como ver el reflejo de creer en la conmiseración autónoma de ver el cielo de tormenta y de nieve cuando cayó lo que calla en callar lejos de lo acontecido, cuando en el combate de creer en el amor a su labor y a su trabajo como actriz, quedó como la misma insistencia de creer en la magia de ver la insistente atracción de ver crecer su carrera como la primera actriz en “Akiko”. Cuando en el suburbio de la realidad se dió como el mismo destrozo de ver el cielo en su propia alma, cuando en el secreto del misterio de la calle sin salida, quedó a la deriva cuando visitó por segunda vez al viejo y al brujo Hunúro, en su residencia en la calle sin salida. La calle estaba desértica de autos y de gentes, y ella sin saber ni poder creer en haber visitado a ese brujo, el cual, le dijo hasta lo más esencial de su pasado y de su futuro a cuestas de la verdad, cuando en el suburbio autónomo de la reacción de ella, de Miyú-ú, cuando le expresa que su pasado y su futuro van de la misma mano, cuando en el instante se dió como el principio de todo lo vivido, cuando en el albergue de todo, se dió como el mismo susto asustando el alma de fríos y de penumbras y de sombras, cuando en el embate soslayó de llanto y de risas inconclusas destrozando la verdad y lo falso. Cuando su esencia y su plenitud fue tan exacta como el ver el cielo sin tempestad cuando su rumbo y su cometido en salvar lo esencial se debatió lo inesperado en creer en la fábrica de emociones y de una lluvia en poder creer en el desafío. Si Miyú-ú, era esencialmente libre como el ave vuela lejos al buscar cielo, límite y una meta específica. Cuando su esencia y lo más real de todo se vió su presencia en acelerar la valentía en acrecer su fría voluntad, hacia una verdadera e incierta atracción y tan efímera como el desenlace frío, si dentro del cometido de bruces caídas y de brazos cruzados, se veía el mal venir hacia la innata esencia en ver el cielo de tormenta cuando, y tal vez, no era así. Cuando en el fin de todo universo se vió frío el mal vivir de Miyú-ú, cuando en el mal desenlace de creer en la mala esencia se vió forjado el mal ingrato porvenir de ver el instante perdido cuando el viejo y brujo Hunúro, le dijo lo más pernicioso de creer en el momento en que se vió el mal desenlace de ver y de vivir con el temor a ser golpeada por la vida misma. Cuando su ingrato camino se vió como lo más insensato de todo. Cuando Pedro demanda a Miyú-ú, por deshonra televisiva y por incumplimiento de deberes en la obra teatral llamada, “Sin Manchas”, dejando saber que el destino y el camino se vá por un camino frío, y de un instante en que se dedicó como saber el llamar del frío invierno. Cuando el instante en que se vió aferrada y atrapada en esa seriedad inconsciente y deficiente en saber que su esencia y su presencia actuaba normal y tan real ante el brujo Hunúro. Cuando en el instinto se dió lo más fuerte de creer en el mal final o un mal y opaca luz si en el destino frío se dió como el instante en que se ofreció el más desastre universal. Si cuando en las sombras adyacentes de la vida, quedó Miyú-ú, sin voz, sin personajes y sin más que la cruel actuación pasajera de la vida misma. Y su voz no calmó en nada el mal sucedido de creer en el mal de un por qué sin destino, y sin camino qué recorrer, cuando en el tiempo, se abrió de tal forma y de tal manera, en que la mala suerte se llenó de fríos y de gélidos temores en perseguir una senda llena de desafíos y de dolores, pero, ella Miyú-ú, creyó en la mala suerte, en la obra “Sin Manchas”, y en una demanda, la cual, le llenó la vida de crecimiento y de vivencias autónomas de creer en el capricho en poder crecer, en una cobardía existente por parte de la vida misma. Cuando en su estancia de ver el cielo, y el mal vivir le hizo correr el y los riesgos autónomos de saber que el silencio venía después de bajar el telón rojo de la obra “Sin Manchas”. Cuando su vida quedó en las tablas latinas sucumbiendo en un buen trance de vivir y de no poder morir. Cuando en el sótano de la verdad, se hizo como el mismo desenlace final de creer en el mal tiempo, y en la hoguera automatizada de saber que el silencio venía llegar sin aplausos ni luces ni cámaras dispuestas a grabar la vida de un personaje ficticio que en la vida corría en ser tan verdadero como poder vivir esa corta, pero, precisa vida. Cuando su vida, quedó en un mal trance, que se efectuó en un delirio autónomo de creer en la fascinación de la vida misma. Y se hizo más mujer, sólo viviendo, amando su vida y su trabajo, y su labor como nunca antes. Cuando en su preferencia de ver el reflejo del sol en sus ojos, sólo se dió lo que se efectuó en el tribunal en contra de esa vil demanda.  

 

    Continuará…………………………………………………………………………………………

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 15 de abril de 2021 a las 00:02
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 32
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