Esporádicamente entro a poemas del alma, pero estoy más activa en mis otras redes.
De todas formas, SIEMPRE agradezco a quien me lee, de corazón!
Siempre relacioné a la tristeza con el color azul.
Profundo, sereno, ostentoso.
Azul como el zafiro.
Azul como el océano.
Azul como el cielo en la noche.
Azul como Baikal.
El lago más profundo y antiguo de la historia. Se encuentra en Rusia, y es dueño de una importante cantidad de reservas de agua dulce a nivel mundial. Y muchas otras cualidades, que me recuerdan lo insignificantes y diminutos que podemos llegar a ser.
Siento que el ojo azul de Siberia, como también le dicen, más allá de ser indiscutiblemente preciado es, también, nostálgico y sosegado. Por unos minutos, date el lujo de trasladarte imaginariamente a su orilla y contemplar su inmensidad. Tratando de percibir toda la serenidad de ese contexto, los sonidos de naturaleza, el frío propio del lugar. Mágico.
Lo peligroso de estar en una orilla es que alguien te puede empujar. O que al mirar hacia abajo, el paisaje te asuste, y te caigas solo, producto de un miedo irracional que nace de tu imaginación.
Lo mismo sucede cuando nos aferramos a algo, ¿no? le damos ese poder para empujarnos, pero también confiamos en que no lo harán. Podemos ''asustarnos'' con lo bien que van las cosas, con el miedo a fallar, o que nos fallen... Y un sin fin de pensamientos caóticos que terminan desequilibrando todo.
Vos seguro te caíste alguna vez.
No de la bicicleta, ni en una borrachera,
No de un tropezón, ni por culpa de un escalón.
Caer emocionalmente.
Porque hay personas que te empujan al lago.
Con sus palabras, con sus silencios, con sus hechos.
Y uno cae muy profundo en ese abismo eternamente azul,
Ignorando que la desesperación en estos casos puede hundirnos más.
Sumergidos, exhaustos, entregados, y acompañados de nuestra sola presencia,
Descubrimos que hay solo un lugar al que podemos ir cuando estamos muy abajo.
Hacia arriba.
Tocar fondo para agarrar impulso, salir a flote.
La bocanada de aire que llena nuestros pulmones
Nos advierte que nos ahogábamos en un lago,
Laguito, que no llega ni a gota.
Son perspectivas de una misma situación.
Para vos puede ser un problema, para otro no.
Depende de quien las vea.
Depende del pasado de quien las ve.
Depende de qué lugar se las vea.
A su lado, en su momento fue mi lugar
En noches de color azul, como Baikal.
Azulado. A su lado.
Eso ya no importa, la verdad.
Lloré Pacíficos y Atlánticos,
Índicos y Antárticos.
No olvidé al Ártico, ni cuan harta estaba yo.
Gotas que rebalsan el vaso
Que usted mismo sirvió.
Sé de almas inundadas que sobreviven
Porque no se ahogan más,
Flotan y no se hunden
En el fondo del Baikal.
Llorar nos desahoga, es tan literal.
© Derechos del autor •Ailin• ©
- Autor: Ailin ( Offline)
- Publicado: 16 de abril de 2021 a las 04:46
- Comentario del autor sobre el poema: Leerse en caso de tener que atravesar tiempos difíciles...
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
Comentarios1
Porque siempre el Azul será un misterio según el crisol en que madure. Un abrazo.
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