Siempre nos perdona (Soneto)

AMADÍS

 

Oh! Ten piedad, Señor, del egoísmo
de mi alma tan impura y pecadora,
y pósame tu mano sanadora
sacándome del pozo en que me abismo.

Mas cuántas veces te decía lo mismo
que el corazón herido me devora;
acude pronto que mi ser te implora
y dame tu perdón por tanto autismo.

Yo sé que al pecador nunca abandonas,
te afliges del que anda descarriado
y si está arrepentido lo perdonas.

Y por eso a tus pies estoy postrado
confiado en que mis faltas me condonas.
Que por ello, en la Cruz, fuiste inmolado.

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