MAIRA

marta CARMEEN

MAIRA

 

Maira, podaba las ramas secas de su rosal, cuando desde las glicinas saltó hacia su mano, con agilidad y destreza, un humanoide de apariencia frágil y delicada, la niña lo miró con asombro. Tenía las orejas puntiagudas, las que movía graciosamente. Era pequeño, del tamaño de un caracol, piel blanca, cabello largo y anaranjado, sus ojos eran almendrados.

Maira, sintió que su corazón bailaba de alegría y le cantó esta canción…

“Amiguito dónde estás me pregunto quién serás.

Amiguito ven acá

me pregunto si serás. En el cielo o en el mar un diamante de verdad.

 

El pequeño hombrecito se puso en punta de pie, comenzó a danzar con gráciles y etéreos movimientos. Al finalizar la saludó con una leve reverencia, le sonrió y sigiloso subió a la glicina, mimetizándose con las flores.

La niña corrió tras él y a medida que trepaba en  la enredadera, sus orejas se pusieron puntiagudas y comenzaron a moverse graciosamente.

 

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