**~Novela Corta - Las Cadenas del Deseo - Parte II~**

Zoraya M. Rodríguez

Y combatió como una hora, aproximadamente, destrozando ira y contienda con unos ojos y tan enamorados entre esa careta enrejada de acero inoxidable, entre las cadenas del deseo, mirar y observar lo que ocurre entre el altercado y entre dos esgrimas. Su fuerza se debilitó y haciendo un esfuerzo se levantó su poder, sus técnicas y más su sapiencia en demostrar su lucha en hacer crecer su más fuerte fuerza en hacer perder al contrincante en un juego tan difícil como lo es la vida misma. Cuando ocurre lo que discurre entre el deseo, en las cadenas del deseo, se abría ya la contienda en saber quién era y quién fue su oponente en esgrima. Automatizando la espera y tan certera como el haber sido la oponente Yelisa Suárez, la que desde niña entrenó en los predios del deporte de esgrima. Queriendo amar y enredar las cadenas del deseo entre lo que más quiso en ser como el mismo imperio entre sus ojos de luz, entre aquellas rejas de esa careta enrejada y ella Yelisa Suárez sonrojada por esos ojos de luz que vió, a través de la careta de su contrincante. Hubo un tiempo de espera, de cansancio, y de espera esperando por el próximo evento, con el sable y el florete enfrentando la riña en contra de todo. Si Yelisa Suárez, sólo sabía una cosa, que en esgrima sólo se debía de dar con el florete en el mismo corazón, cuando a penas se descuida el oponente. Y como todo juego en el deporte, sólo sabía técnicas y una sapiencia autónoma de creer de que ella Yelisa Suárez ganará la contienda en saber de su cometido sin bruces caídas, todavía no, si era muy temprano en el combate para caer de rodillas. En su pensamiento iba y venía, el deseo, y las cadenas del deseo, entre aquella careta enrejada de acero inoxidable, en hacer creer que su cometido, fue dar y ver unos ojos llenos de luz y de un tiempo en que el deseo se volvió efímero y perdido, como el mismo amor en el corazón. Si cuando llegó el tiempo, otra vez, de combatir se llenó de fríos deseos por ver y mirar esos ojos, otra vez, cuando se le acerca su oponente de frente a ella, de Yelisa Suárez. Cuando en el combate y en la guerra se vale de todo, y pues, aquí también, se decía ella, Yelisa Suárez. Solamente se aferró al dilema de ganar y ser la número uno en esgrima, pero, falló en algo, que siempre, siempre existe uno mejor y uno peor que uno mismo. Y sí, que existía se llama, el mejor del mundo, Wang Kun Ottopekeke, el mejor esgrima del mundo. Wang Kun Ottopekeke, era el mejor esgrima del mundo, y así lo demostró en los últimos juegos en que su desempeño fue el mejor del mundo llevando la copa mundial de esgrima. Yelisa Suárez sólo lo conocía por vídeos, dejando saber que era el mejor del mundo debatiendo una fuerza en el mejor de esgrima, sintiendo unas técnicas de supervivencia en el juego automatizando la espera y tan inesperada de formar a grandes esgrimas del mundo. 

Era el día libre de Yelisa Suárez, y sin combatir y supera al día, pues, se fue al complejo donde practica el esgrima, y fue un gran día, pues, conoce a Wang Kun Ottopekeke en un vídeo sólo para ella, él, Wang Kun, le confiesa algunas técnicas de entrenamiento y una tácticas en poder sobrevivir al combate sin pode perder con el florete en el corazón de su contrincante. Wang Kun Ottopekeke le dió unos consejos bastantes complejos, pero, Yelisa Suárez, los supo acomodar en sus técnicas y tácticas de ver el cielo como triunfo con éxito. Solamente Yelisa Suárez, sabía de ésa manera y forma de lidiar con el sable y el florete de manera que ganará la contienda fría en contra de ese oponente en que sus ojos quedaron por siempre entre aquellas cadenas del deseo, cuando lo vé por primera vez, con los ojos entre la careta enrejada de acero inoxidable, y que era parte del vestuario de un esgrima. Cuando en el tiempo, sólo en el tiempo, sólo cosechó una forma exacta de ver el cielo con ojos de mar y con el éxito rotundo en que ella quería ver y sentir el reflejo de sus ojos como los rayos del sol. Y ella, sólo lo vé por las cadenas enrejadas de la careta de esgrima, si eran unos ojos claros, bello como el mar y el cielo, azules como el lago en que ella cruzó de niña y que navegó en canoa hasta llegar la vía siguiente, cuando era sólo un recuerdo de niña. Esos ojos sólo le recordaban claridad, precisión, honestidad, y sapiencia, y con un raciocinio y con un alto IQ. Sólo ella, Yelisa Suárez, recién practica en el complejo comenzando el día, se dijo que el día en que venciera a su contrincante, sólo quería ver el cielo en sus ojos de luz en su oponente su victoria. Y, Yelisa Suárez, ¿gana la contienda con victoria?, pues, sí, si persigue un sueño, un pertinaz encuentro y una sapiencia autónoma en poder creer que su inteligencia se daba como la primera técnica en que en el juego se debatía en la espera y tan inesperada, de saber que el triunfo era de ella, y de nadie más que ella. Cuando ella, se debía de esperar por la autonomía clara y adyacente y con la sola penuria en saber que sería derrotada o se llevaba la victoria para el complejo donde tenía trofeos y medallas y, por demás, triunfos y más éxitos. Ella, Yelisa, una niña en el juego de esgrima, de baja estatura, pero, con una fuerza con el sable y el florete con demasiada fuerza y fortalezas que le dió la vida y Dios para llevar su contienda a tan largo plazo en el campeonato universal de tres días en que se juega por ganar en ser el mejor en esgrima. Si ella, Yelisa, sólo desea ganar la batalla entre dos esgrimas en que se pelea por ser el mejor en esgrima. Cuando en el combate se dió la mejor fuerza y las mejores fortalezas de entregar la buena pelea entre dos contrincantes en que se pelea la fuerza, la disciplina y con técnicas y tácticas insuperables en que sólo el deseo se debía a que la fuerza mayor era el florete en el mismo corazón. Cuando en el mismo instante se electrizó la forma de creer en el mismo juego del florete como una espada casi real. Cuando en el instante se esfumó la idea de hacer en el combate la ira sorpresiva, inestable y con coraje en poder creer en el amor a ciegas o mirando y observando a través de la careta enrejada por las cadenas del deseo. Cuando se preparó y entrenó debidamente con el deseo de amar a esos ojos de luz y que la miraban por dentro muy adentro desde la careta enrejada. Y era su día libre, si su cometido era fuerte como la vez aquella en que se convirtió en esgrima y en que su esencia y su presencia se debía de atraer de la vida una preeminente secuela de la esgrima debatiendo siempre en la mala situación del combate. Y Yelisa Suárez sintió sólo en su alma y en su corazón un fuerte deseo en no ser atacada de tal manera y por forma tan real como lo era ser una contrincante fuerte para su oponente. Y practicó con tanta fuerza y con mucha debilidad también, si Wang Kun Ottopekeke, era su mentor, su erudito en esgrima, su concentración y más su inteligente sapiencia en deliberar sus tácticas y técnicas en saber que su forma se marcó más de lo trascendental. El pugilato entre Yelisa Suárez, y su contrincante sólo se debía a que el delirio frío se hechizó en un cálido torrente de soles en la misma piel dando calor a todo lo que da y más con el vestuario de esgrima. Los sudores caminan de arriba hacia abajo, dando rienda suelta al mismo calor que les produce la contienda fría y con tanto calor. Cuando no se podía ni creer en la sola razón impertinente cuando rozaba la consciencia en la misma cabeza. Cuando en el final desenlace se averió la certeza en creer en el mismo suburbio automatizando lo inesperado de creer en el mismo final de un sólo combate en que se gana la proyección, la discreción, y la disciplina, y la emoción exacta y tan correcta de creer en el desenlace final de un sólo combate en que el sable y el florete caían desde lo más directo hacia el mismo corazón ganando el pugilato entre dos. 

 

Continuará……………………………………………………………………………………………..                    



  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de abril de 2021 a las 00:03
  • Comentario del autor sobre el poema: Yelisa Suárez es una joven que se abre paso en el “esgrima”, pero, le llega el amor y tan inesperado y con él, llegan las cadenas del deseo…Mi 14ta novela corta del año 2021...
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 22
  • Usuarios favoritos de este poema: Paco Jose Gonzalez
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