A temprana hora y con su ropa de harapos,
Sale el niño, sin probar bocado,
A enfrentar la vida, que dura le ha tocado,
Hambriento de sueños, y muñecos de trapo.
Avecina el día, el sol calienta la vereda,
Donde inocente, de todo su cajita asienta,
A conseguir las monedas, el sudor lo alienta,
Y pintar los calzados por la Alameda.
Pregunta un señor de traje vestido,
El precio de limpiar sus zapatos,
El niño receloso, muestra una moneda,
Y le dice ese es el precio y yo bien pueda,
Llevarle a mamita, ella no ha comido.
Sentido el señor se sienta en el banco,
Mientras el niño hace laborioso mandado,
Le pregunta por la mujer que la vida le ha dado,
Mirando las manchas de su pantaloncillos que debían ser blancos.
El niño con voz temblorosa y lágrimas en los ojos,
Le dice mi madre en casa se encuentra,
Cuida de mis hermanitos pequeños y en brazos,
Les da alimento y nos da sus abrazos,
El niño en sollozos, en el tema se adentra,
Y dice, Dios cuida a mi madre te pido de hinojos.
A veces me encuentro, con malas personas,
Maltratan e insultan, por estar en la calle,
Me miran, desprecian mi humilde vestido,
Golpean mis brazos me dejan herido,
Pero le digo a Dios y el los perdona.
Con lágrimas, el niño le cuenta al buen hombre ,
Sentado escuchando el relato,
Sus penas y Dolores a su corta existencia,
De su madre, y su padre que careció de nombre,
Su vida humilde y de mucha carencia,
De su madre bendita y su padre insensato.
Orgullosa debe sentirse tu madre, dijo el hombre con mucha alegría,
Un niño tan bueno, y de Alma tan pura,
La vida ha sido cruel , y la pobreza muy dura,
Si hubieran más personas como tú , otro mundo sería.
No llores niño, no debes llorar,
Y un ser tan bonito, me hizo pensar,
Que en abundancia bendecimos, y en carencia nos quejamos,
Que olvidamos cuando lo tenemos, y cuando lo perdemos lo añoramos.
Me has enseñado de la vida, y el valor verdadero,
Me dió cátedra de humildad, y de buenos valores,
A trabajar desde pequeño, a ser siempre los mejores,
Y sobre todo que el amor es imperecedero.
No llores más, niño no debes llorar,
Serás un gran hombre, pronto lo verás,
Recordaras mis palabras, con mucho aprecio,
Sonríe feliz, al dolor póntele necio,
Ama la vida disfruta el amor, de tu madre querida, que vas a extrañar.
Versos del Alma, con sentimientos profundos,
Para los niños que como yo, tuvimos infancia dura,
Felices de ser pasajeros del tiempo,
Orgulloso de nuestra madre, cual perla pura,
Versos de amor que con el tiempo perduran.
Richard
- Autor: Ricardo Soriano (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de abril de 2021 a las 06:49
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: Augusto Fleid, Aliciacarolinag
Comentarios1
Triste historia bellamente contada. Felicitaciones.
Un abrazo Richard
Muchas gracias!, es muy importante para mí sus felicitaciones.
Saludos
Richard
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