Ahora que me escuchas,
que de pronto me da por escribir,
te siento acercarte, ma non troppo,
y vas, por ahora, desde mis manos
adormilada en tu ausencia dónde estás
¿Qué sueño te lleva de ti hacia mí?
Si acaso pudieras estremecerte,
mostrarme la alegría de tu sueño
como un cuerpo ab aeterno
en la larga espera de la vida;
sostenerte y permanecer en silencio,
que es otra forma de existir,
alcanzarme tu voz y corregirme
si acaso me diera por decirte
"he recordado tantas veces
cuanto te sostuve en mis brazos
tanto por cuanto suspiré inconsolable
las veces que no te encontré a mi lado"
Pero ahora descansas dulcemente
tu cabeza un poco inclinada hacia mí,
tus manos y su soltura femenina
tus ojos en su estado natural...
No pueden saber; todo este microuniverso,
es decir, tu cuerpo, no puede saber
que ahora tengo que escribirte aquí,
reescribirte sin posible cambio
para engañarme sin animarme
por pensarte justamente aquí.
La realidad prosigue al lenguaje
y estas aquí, ¡puedo escribirlo!
¿O es el lenguaje, larva canosa,
solo un ensayo simbólico
glorificado en toda su inutilidad?
¡Estás aquí puedo escribirlo!
Puedo consolarme inocentemente,
decirme sin ánimos de herirme
que un brazo tuyo se escapa hacia mí,
que tu cuerpo buscó el calor del mío
vacilante, como si te faltara yo en tu sueño.
Puedo escribirte lentamente, astutamente
como parte de mi escena nocturnal
conmover cada palabra de la cadena,
someter mi memoria de ti en esa forma.
Y sin embargo eres tú; poesía
sin brazos y si cuerpo que escribir
esencia imposible de encerrar
¿Cómo conjurar tu presencia
con un simple sonido
con estos signos inconclusos,
si ninguna palabra logra
contenerte o sostenerte sobre lo escrito?
"Me canso, voy a revelarme" me digo
"Voy a inventar…"
Pero estas manos no conocen
mejor tierra que la tinta y el papel,
pareciera que más allá de toda puerta
que el lenguaje sabe dibujar y abrir
está tu voz encerrada siempre contra mi.
Pero estas aquí, no necesito escribirlo
ni acceder cómodamente
a ese engaño desdibujado,
ni intentar conservarte más allá de ti
aunque al día siempre postrero
no llegue a saber, cuando remonte,
la noche de hoy en la memoria...
Y pensar que, y olvidar que...
justo ahora, quise extender una mano
acariciar suavemente, espiritualmente
tus ojos abiertos bajo tus párpados
y terminé, en cambio, estorbando
con la misma mano en desaliento
la indiferente soledad de una página
donde tampoco estas.
Amén.
- Autor: E. G. Cortezz (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de abril de 2021 a las 00:42
- Comentario del autor sobre el poema: "En realidad, no poseemos mas que nuestras propias sensaciones; en ellas, pues, y no en lo que ellas ven, tenemos que fundamentar la realidad de nuestras vidas. Esto no viene a cuento de nada" Fernando Pessoa. El libro del desasosiego.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 33
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