La cachetada estalló sonora en la invicta suave mejilla
deslizándose con furia iracunda, golpeadas las vacuolas,
a calmar con analgésica rabia la zona roja de la trilla,
siega de lágrimas sorpresas, saladas cual oceánicas olas.
¿Cuál fue la rotunda razón de la contundente oscular ofensa
si inocente parecía el atribulado ofensor de firmes labios tiesos?
no ensayó en asunción de culpas convictas, mínima defensa.
solo se miraron apenas blancos a la vez como virginales yesos.
Ella miró pícara al joven efebo del porte armónico y estatuario.
el percibió en la cascabelina sirena la persuasiva tensión del gozo
y tomó iniciativa en hurto labial con fe de milagroso escapulario.
Centurias y centurias de predominio varón dividieron la perturbación
tumulto loco, llanto évico, fracaso del desafío dual, castigó al mozo
y el amor que algún destino veleidoso proyectó, no fue más una canción.
- Autor: Charo. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de mayo de 2021 a las 00:09
- Comentario del autor sobre el poema: ¿Es el destino profecía invariable? ¿O acaso un ente vulnerable a otros pesares e influencias no predeterminados?
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 18
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